Durante la tarde del 24 de diciembre más de 250 viviendas fueron consumidas por las llamas en un incendio forestal que avanzó a sectores residenciales, y afectó a los cerros Rocuant y San Roque de la turística Valparaíso.
"Estaba almorzando con mi vecina y ella: '¿qué tapó el sol, es humo?' Y salgo a ver y veo en el cerro del frente el hongo del humo y fuego. Y le grito a la vecina: '¡Incendio!'. Y le digo —con este viento que abraza—, 'eso va a llegar aquí'", relata con amargura Ivonne Saldivia, del damnificado cerro San Roque, en diálogo con Sputnik.
La falta de agua y el viento fueron los principales factores que permitieron la expansión de las llamas, la (in)consecuente tragedia. Cientos de familias fueron obligadas a pasar la Navidad en refugios emergentes, luego de que el fuego consumiera sus hogares.
Escasas estructuras en pie, madera carbonizada y pilas de escombros acumulados revelan la magnitud del daño causado por el fuego. Una panorámica que muchos vecinos dimensionaron la misma tarde del aquel martes 24, o al amanecer del día siguiente, un 25 de diciembre triste, luego que se extinguiera el incendio en la madrugada de una hostil Navidad, la de 2019.
"Yo estaba en mi trabajo, y me llamó mi hermana. Me dice que el incendio está en el cerro al frente, en el Rocuant. Pero en un abrir y cerrar de ojos estaba aquí, abajo. Le dije a mi jefe: 'necesito irme, se va a quemar mi casa'. Cuando llegué ya no había nada que hacer", cuenta a Sputnik Yoselin Sagredo, del Cerro San Roque.
"Se quemó totalmente mi casa, la que con tanto esfuerzo y hace solo tres años habíamos podido construir. Era lo propio, estuvimos 17 años armando poco a poco nuestra casa, lo nuestro, y en un abrir y cerrar de ojos lo perdimos todo", completa entre lágrimas.
Valparaíso: un peligro permanente de incendio
Muchos vecinos de los cerros de Valparaíso han sorteado incendios en veranos anteriores. Son los habitantes de los estratos sociales más bajos de la ciudad-puerto los que más sufren las consecuencias del fuego. Los de siempre. Los más pobres.
No hay que olvidar que la región de Valparaíso es aquella con la mayor cantidad de campamentos en Chile, según señala el último informe de la organización no gubernamental Techo. Son 188 asentamientos y 11.150 familias que los habitan, especialmente en las laderas de los cerros de Valparaíso y su vecina Viña del Mar. Se trata del 25,9 % de la población que vive en estas condiciones en todo el país.
Entrevistado por Sputnik, Pablo Córdova, dirigente de la junta de vecinos Pablo Neruda, describió la precariedad en la que vive la comunidad más dañada por la tragedia. "Las llamas comenzaron en la parte alta del cerro, la que ha sido afectada en más de tres ocasiones por incendios", cuenta.
"Una población que tiene más de 50 años y que, de ese tiempo hasta hoy, no posee agua potable ni alcantarillado. Carece de todo saneamiento", añade, inconforme.
"Fue muy triste porque además yo conozco el escenario del incendio de las poblaciones más pobres de Valparaíso, que no cuentan con agua, y donde se apagan los incendios con tierra", refuerza Andrea, fundadora de las tomas de terreno del cerro San Roque, que también conversó con Sputnik.
¿Qué causó el incendio en Valparaíso?
"Falta de voluntad política, es ahí donde comienza el fuego y no había red de agua seca, no hay grifo para poder controlar en forma oportuna el incendio", apunta Córdova.
Para Pablo Córdova, dirigente de la junta vecinal, la tesis de que el fuego pudo haber sido provocado también se maneja entre los vecinos, "porque había dos focos de incendio simultáneamente el martes 24 de diciembre".
"Se prende justo donde hay más vegetación, donde no hay agua al alcance. En Valparaíso hay muchos intereses, como comuna, como ciudad capital dentro de la región. Hay una disputa ideológica por si es una zona turística, una zona portuaria o una zona industrial", explica Córdova.
"Por ahí va la tesis, por el interés de esos terrenos. El interés económico, ya sea inmobiliario o de empresas holding que ven a Valparaíso como un punto para la disposición de sus cargamentos portuarios, para el acceso de la mercancía que llega por el puerto y para colocación de sus conteiners en las partes altas", sostiene.
La autoconstrucción de Valparaíso: una lección de organización popular
"Es todo voluntariado, es de vecinos de aquí del cerro. Pensamos, '¿en qué aportamos?', 'se incendió, están todos mal, ¿qué hacemos?', así partió. Somos pobladores de aquí, que sabemos quien está y quien no está damnificado, y es tratar de canalizar y entregar realmente la ayuda", comenta a Sputnik Patricia Zúñiga, del grupo de acopio de agua y de alimentos instalado en el alto del cerro San Roque.
"Soy motoquero, soy de la zona y vine a colaborar. Yo estoy a cargo de todo lo que es terreno", se presenta a Sputnik Rodrigo Núñez, vecino de la parte baja del cerro. "Todos pasan por mí porque yo le doy las primeras a bases, lo más importante es la seguridad. Aquí han llegado muchos niños de la universidad, gente del mismo cerro, y de la región", explica.
Tareas de limpieza, remoción de escombros, alimentación, provisión de materiales. Todo es coordinado de forma barrial y da cuenta de una improvisada pero eficaz forma de organización.
"Aquí le damos las colaciones a los chiquillos y chiquillas que están trabajando. También coordinamos los útiles de aseo y los baños sanitarios. Aprovechamos la casa de la presidenta del comité de la toma de Alto San Roque, que no se dañó, para acopiar lo que se requiere", enseña Zúñiga.
Ángel Ayala es otro ángel. Es dirigente nacional de Cintec Chile, Sindicato de Trabajadores de la Construcción. Entrevistado por Sputnik, cuenta que su gente "siempre se ve involucrada en estas catástrofes". "Venimos a trabajar, pero también a proponer la forma de construir mejor los barrios", expresa, ya pensando a largo plazo.
La amargura del principio en la voz de Ivonne da lugar a la emoción. "Los vecinos que sentimos este apoyo nos unimos y todo es muy bonito", confiesa. La cooperación colectiva, barrial, autogestionada asombra. "Están actuando muy rápido y muy bien organizados. Hay un montón de escombros en un lado y luego ya lo sacaron", ejemplifica.
"Aquí hay vecinos y muchos voluntarios, voluntarios que son personas con estudios que ayudan a guiar a los vecinos que estamos aún muy nerviosos y choqueados", reconoce la chilena desalojada, desolada, pero a la vez agradecida.
El estallido social y la resurrección de Valparaíso
"Los lazos en los barrios y el poder vecinal se reforzaron después del 18 de octubre. Con la tragedia del incendio se fortaleció más, porque por ejemplo ayer jueves 26 nos juntamos las 4 juntas de vecinos para saber y decidir qué hacer, y en la tarde cuando vino la autoridad le dijimos lo que necesitábamos. Los dirigentes nos paramos distinto frente a la autoridad, ya no de forma asimétrica, sino de igual a igual. Ellos representan la institucionalidad y nosotros al barrio. Es ahora una relación simétrica, sobre todo después del 18 de octubre", señala el dirigente de la junta de vecinos.
"Porque creo que lo entretenido, es que las organizaciones que se creaban en los anteriores incendios, como las ollas comunes, pasada la emergencia desaparecían, y se volvía a la lógica del capitalismo individualista. Hoy esperamos que el estallido social permita que la reconstrucción de Valparaíso sea con nuevas prácticas, nuevas formas de organizarse y nuevas formas de reconstruir la sociedad en los territorios que fueron dañados hoy día" concluye Humaña.