"Vine (…) a apoyar en nombre del presidente Trump en esta transición que se está llevando a cabo con mucho optimismo, y esperamos que sea el principio de un futuro mucho más brillante para Bolivia y su pueblo", dijo Mauricio Claver-Carome, director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
El visitante, quien tenía programadas también entrevistas con la canciller Karen Longaric y con otras autoridades y políticos opositores a Morales, afirmó que Estados Unidos y Bolivia son "países naturalmente aliados, desafortudamente separados muchos años por gusto y de una manera poco natural".
La llegada de Áñez al poder, por un golpe de Estado en noviembre, dio un giro a la política internacional de Bolivia, que durante los casi 14 años de gestión de Morales había asumido una posición "antiimperialista", incluyendo la expulsión del embajador y de las agencias antidrogas (DEA) y de cooperación (USAID) estadounidenses.
Según el enviado de Washington, las elecciones del 3 de mayo en Bolivia constituyen "una oportunidad hacia el futuro con más democracia, con estado de derecho, con transparencia".
Claver-Carome añadió que conversó con Áñez sobre la cooperación de Estados Unidos al actual Gobierno de facto en diversas tareas, incluido el proceso electoral.
Las relaciones entre La Paz y Washington están a nivel de encargados de negocios desde la expulsión mutua de embajadores en 2008, aunque el Gobierno de Áñez designó un embajador especial ante Estados Unidos.