En la pantalla aparece un hombre obeso y con él una bomba cuya mecha está encendida. Toma una hamburguesa y le agrega sal, la mecha se acorta. El hombre toma una salsa y al tiempo que le añade al platillo, la mecha se acerca peligrosamente al punto de explosión. Alguien le pasa una píldora y la mecha vuelve a alargarse, achicando el peligro. La publicidad es, según Ricardo Peidro, secretario Adjunto de la Asociación Agentes de Propaganda Médica de la República Argentina, una "incitación al suicidio colectivo".
"Las rentabilidades son extraordinarias en la industria farmacéutica a nivel global. Un 70 % de rentabilidad contra el 15 % de otras industrias. Además, hay una gran concentración en el mercado y ha habido un estancamiento de la innovación. Es decir, que caen las patentes y las empresas hacen estrategias para poder extenderlas y mantener el nivel de facturación. Al haber una saturación de los mercados maduros de los países del primer mundo, se concentran en los mercados emergentes", explicó Peidro.
América Latina ofrece un tentador espacio de expansión que se ve acentuado por la falta de normativa de precios en un mercado que, a diferencia de otros, trata con un bien cuyo consumo no es una opción sino una necesidad.
A esta situación se suma la concentración alta del mercado y las crecientes fusiones, que ante una oferta escasa tienen mayor margen para mantener los precios altos. Solo 20 laboratorios en el planeta producen el 60 % de los medicamentos que se venden en el mundo, muchos de los cuales se presentan con un precio alto debido a la innovación que representan, que no es más que mucho marketing y nuevas formas de colocarlos en el mercado.
"Entre 1989 y 2001 se produjeron 1.035 nuevos medicamentos. Pero verdaderamente 153, como decimos en el informe, eran realmente innovadores", agregó el sindicalista.