El rey Felipe VI da hoy inicio a una legislatura que, por diversos motivos, se puede calificar de histórica. Ante unas Cortes constituidas recientemente y que reflejan una composición muy heterogénea, el monarca español, por primera vez, no está dirigiendo su discurso ante un auditorio completo, al estar ausentes numerosos diputados de partidos independentistas y soberanistas.
Hasta un total de 49 diputados pertenecientes a partidos de índole nacionalista se han ausentado del hemiciclo español, plantando así al jefe del Estado. Pese a no ser la primera vez que se produce esta circunstancia, pues en ocasiones anteriores los representantes de los independentistas vascos (Bildu) y catalanes (ERC) faltaron al discurso de inauguración del Parlamento español, al desplante se unen ahora los nacionalistas gallegos del BNG y los independentistas catalanes de centro-derecha (JxCat) e izquierda radical (CUP).
El motivo fundamental de estas numerosas ausencias radica en el discurso televisado que Felipe VI ofreció con carácter de urgencia el 3 de octubre de 2017, con inmediata posterioridad al referéndum de independencia celebrado en toda Cataluña, pero sin la sanción correspondiente de las autoridades españolas. Dicho discurso estuvo entonces revestido de polémica, dado que fue tachado por diversas fuerzas políticas, tanto en Cataluña como en el conjunto de España, de alimentar el espíritu de confrontación.
Habida cuenta de la tensión política generada desde entonces entre la jefatura del Estado y buena parte del espectro político de Cataluña, País Vasco y España en general, el discurso del rey Felipe VI se enmarca dentro de un contexto de máxima heterogeneidad en la composición del Parlamento español, que a la postre ha desembocado en la constitución del primer Gobierno de coalición en España desde 1936, cuando una coalición de partidos de izquierda y republicanos (Frente Popular) conformó el primer Gobierno de la II República de índole izquierdista.
Desde esta perspectiva, también puede afirmarse que Felipe VI ha dirigido su discurso, de tono más bien de reconciliación, a unas Cortes españolas donde abundan los valores republicanos, en cuyas bancadas no deberían ver mal parte de sus palabras.
"Llega nuevamente la hora del Parlamento como corazón de nuestro sistema democrático y como institución central de la arquitectura política de nuestro Estado. Llega la hora de la palabra, el argumento y la razón desde el respeto recíproco", dijo el Rey.
Sin duda son frases que los diputados soberanistas, aunque ausentes, bien podrían hacer suyas.
