La decisión de las autoridades chinas de restringir viajes, cerrar negocios y bloquear ciudades para hacer frente a la epidemia ha traído consecuencias para la macroeconomía mundial: el 4 de febrero el oro cayó hasta un 1,61% en lo que supuso su mayor desplome desde el día 21 de enero, a solo 1.550,69 dólares por onza.
"El gran movimiento en los mercados bursátiles globales (…) indica claramente que existe una menor preocupación por el deterioro del PIB producto del coronavirus y que tenemos una menor necesidad de buscar refugios", dijo David Meger, director de comercio de metales en High Ridge Futures.
Para el mes de febrero se pronostica una consolidación del precio del metal precioso, que probablemente oscilará entre los 1.540 y los 1.600 dólares la onza, y esa tendencia irá en aumento hacia los 1.625 dólares durante el resto del año.
El desarrollo que tenga el virus en las próximas semanas tendrá un impacto considerable en los valores macroeconómicos. Cabe destacar que el oro captará el interés de los inversores solo si la epidemia se extiende por EEUU y Europa occidental, puesto que en este caso aumentaría el riesgo de una crisis económica global.