La variedad encontrada en Chernóbil se llama Cryptococcus neoformans, y es capaz de descomponer material radiactivo como el grafito caliente de los restos del reactor de la central nuclear, según la información publicada en Nature en 2007. No solo no teme la radiación, sino que la atrae.
El organismo fue hallado en 1991, pero sus propiedades acaban de ser estudiadas de una manera detallada.
Las propiedades inusuales del hongo han sido estudiadas en la Estación Espacial Internacional por un equipo de científicos liderados por Kasthuri Venkateswaran. A bordo, la radiación es alta comparada con la superficie de la Tierra, y los investigadores lo usan para averiguar cómo se comporta en el espacio. Esperan que el hongo pueda servir para proteger a los astronautas de los rayos mortíferos del Sol, pues son el principal peligro en el espacio.
"Los hongos que crecen allí (en el reactor de Chernóbil) son hongos radiotróficos, ricos en melanina. La melanina absorbe la radiación y la convierte en otras formas de energía (incluyendo la eléctrica). Nuestra investigación se centra en el uso de la melanina junto con el agua para convertir la radiación electromagnética en energía eléctrica. Esta tecnología puede encontrar su lugar en la biotecnología, ya que no es tóxica y es biocompatible", precisa el equipo de investigación.
El reactor nuclear de Chernóbil de la Unión Soviética se averió el 26 de abril de 1986 y provocó la evacuación masiva y el abandono de una extensa zona. Unas 31 personas perdieron la vida, la mayoría bomberos y militares. Hasta la fecha, sigue existiendo una zona de exclusión de 2.600 km cuadrados con altas dosis de radiación.