El presidente egipcio, Abdelfatá Sisi, asistió al servicio, que fue seguido por el entierro en el cementerio de Heliópolis, un exclusivo distrito de El Cairo que fue el hogar de Mubarak durante la mayor parte de su gobierno y donde vivió hasta su muerte.
Unas decenas de simpatizantes de Mubarak, vestidos de negro y con carteles del exjefe de Estado egipcio, se habían reunido desde primeras horas de la mañana de este 26 de febrero en un complejo de mezquitas en el vecindario oriental de Nuevo Cairo, donde el cuerpo de Mubarak fue trasladado para el funeral.
El ataúd de Mubarak, envuelto en la bandera egipcia, fue trasladado por soldados antes del entierro. El antiguo jefe de Estado, que gobernó 30 años Egipto con mano de hierro, era una figura militar destacada, uno de los generales importantes de las fuerzas aéreas.
Durante décadas el rostro de la estabilidad en Oriente Medio, aliado de Estados Unidos y garante de la paz firmada con Israel por su predecesor, Anwar el Sadat, Mubarak se vio obligado a abandonar el poder a causa de las protestas masivas que dieron lugar a la Revolución de 2011 en Egipto, en la llamada 'Primavera Árabe'.
A pesar de los juicios por los que ha pasado y de sus condenas y absoluciones, ha acabado teniendo un funeral militar con todos los honores al que ha asistido el mismo Sisi.
