El economista de recursos ambientales de la Universidad de Stanford, Marshall Burke, hizo unos cálculos sobre la reciente caída de la contaminación atmosférica en algunas partes de China y las posibles vidas salvadas.
En China han muerto más de 3.200 personas por COVID-19 desde el inicio de la epidemia.
Es notable que tanto el número de muertes como la pérdida de esperanza de vida por la contaminación atmosférica rivalizan con el efecto del consumo de tabaco y son mucho mayores que otras causas de muerte, declaró, a su vez, el físico Jos Lelieveld del Instituto de Chipre en Nicosia.
La contaminación atmosférica supera a la malaria, la violencia, el alcohol y las drogas como causa mundial de muerte prematura, señaló el científico.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) March 18, 2020
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Según el medio, en el norte de Italia, donde se produce el segundo mayor número de casos de COVID-19, y se están aplicando estrictas medidas de cuarentena, los datos de los satélites también muestran una notable disminución de la contaminación atmosférica, concretamente del dióxido de nitrógeno, un gas que emiten principalmente los automóviles, los camiones, las centrales eléctricas y algunas plantas industriales.
Las recientes imágenes de la NASA también mostraron que los efectos del virus están causando una reducción muy clara en los valores del nocivo dióxido de nitrógeno presente en el aire.