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Hijos del coronavirus, a la sombra desde su primer día

CC0 / Unsplash / La mano de un bebé
La mano de un bebé - Sputnik Mundo
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Para un recién nacido del confinamiento la calle es el espacio exterior. Un paseo en carrito es el anhelo de sus padres. Y acomodarse entre brazos y arrumacos es el sueño de abuelos y titas. Que esto sea malo para el bebé no está claro, pero para las mamás, puede ser un verdadero Vía Crucis.

Nacer en plena cuarentena, justo cuando nuestra sociedad enfrenta una pandemia de consecuencias insondables, puede ser inquietante. Pero no nos alarmemos. Para los recién nacidos lo esencial y primordial está asegurado gracias al confinamiento: el contacto continuo con sus progenitores.

Natalia va a ser madre primeriza, a primeros de abril ya cumple cuentas, confiesa que le inquieta no poder estar acompañada de sus familiares durante el parto por los nuevos protocolos médicos. "A pesar de todo estoy tranquila por el bebé, me han explicado los protocolos y no tiene porqué estar en riesgo de contagio", responde respecto a la situación de colapso hospitalario.

Rebeca y Leandro fueron de nuevo padres el día 11 de marzo. Con la llegada de Nica han visto alterada la secuencia ritual de traer un bebé al mundo.

"Es una situación muy rara, con nuestro primer hijo todo era como una ceremonia, las familia y amigos se organizaban para venir a casa a conocerlo y eso era una oportunidad para recordar el momento con esas personas queridas, con fotos, con regalos y reencuentros, y todo eso ahora no es posible, nos lo estamos perdiendo", explica Rebeca.

Chelo trajo a Elián al mundo el día 16, cuando llegó al hospital fue testigo de la situación de una situación inquietante.

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"Tenía contracciones y tuve que esperar fuera del hospital porque hubo un positivo por COVID­-19 en el interior… después cuando estaba en monitores vi todo el protocolo de desinfección, a los sanitarios vistiéndose, desesperarse porque no tenían gafas protectoras, pero en lo que a mi respecta, siempre me transmitieron calma y seguridad".

Solo 24 horas después del parto Chelo ya estaba en su casa para evitar prolongar su estancia hospitalaria. "Tengo algunas molestias, pero era por evitar riesgos de contagio y liberar una cama" nos explica. "Elián solo nos conoce a nosotros, mi hermana cada vez que lo ve por videollamada se echa a llorar y sus abuelos lo están pasando mal también."

Sorprendentes consecuencias del confinamiento en los recién nacidos

"Si esto tendrá o no consecuencias para los bebés y los niños es pronto para evaluarlo. Pero si tuviéramos que estar dos meses en confinamiento, creo que no tiene por qué haber repercusiones para el bebé", aclara el pediatra Justo Valverde, del Virgen del Rocío de Sevilla.

Consecuencias como la falta de actividad física, aparición de sobrepeso o falta de vitamina D "pueden ser fácilmente compensadas con un cambio de alimentación y administrar tratamientos esenciales, los padres somos los que tenemos que adaptarnos más".

De hecho, Justo valora positivamente los efectos en los más pequeños. "Los niños son solo vectores de transmisión del coronavirus, eso implica que para ellos esta situación deriva en tener en casa a sus seres más queridos y es lo esencial a estas edades".

Autores como John Bowlby ensalzan la importancia de los vínculos y apegos como un instinto que debemos atender con más dedicación y tiempo. También René Spitz, viene a definir el miedo a la pérdida o ausencia en los niños como uno de los ejes de su evolución emocional, entorno a los 8 meses de edad.

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Teniendo en cuenta a estos autores, el confinamiento tiene consecuencias positivas en la crianza. "Está claro que puede ser muy positivo si se dan unas condiciones saludables y óptimas", concluye Dolores Ortega, psiquiatra infanto-juvenil. "La situación ideal es que el recién nacido esté básicamente con los progenitores, en nuestra sociedad eso es difícil, a los 8 meses solemos terminar los permisos para el cuidado del bebé. Precisamente es la edad más crítica para dejar de estar con ellos".

Dolores Ortega trata con un perfil muy definido enfermedades mentales a edades tempranas. Nos cuenta que estos días de confinamiento sigue la evolución de sus pacientes mediante consultas telefónicas. La mayoría de los casos evoluciona bien. "El acompañamiento de los padres, siempre que estos estén sanos, es una garantía", dice, y añade que "los niños básicamente perciben los problemas por la lectura que los padres transmiten. Si los padres están agobiados, así se sentirá el niño".

​Si bien esta situación puede ser idílica para niños y bebés, con todo el tiempo del mundo para disponer de sus padres, puede en cambio ser perturbadora para las madres.

"El confinamiento sí supone un agravante para muchas madres que acaben de dar a luz o, sobre todo, para las monoparentales", advierte Dolores Ortega.

Madres olvidadas a la sombra del COVID–19

Generalmente la maternidad se asocia a la felicidad, pero la mujer es muy vulnerable durante el embarazo y puerperio. Según la OMS, una de cada cuatro mujeres sufre durante el embarazo y posparto algún tipo de trastorno. El más común es la depresión, en países de la OCDE afecta hasta a un 13% de madres, siendo el doble en sociedades menos desarrolladas. No obstante, el 75% de estos trastornos ni siquiera llegan a diagnosticarse ni por lo tanto reciben un tratamiento adecuado.

El confinamiento puede actuar sin duda como un agravante. Acciones tan sencillas como airearse o descansar con un paseo pueden ser esenciales para una madre, "estás aquí encerrada todo el día sin poder salir para nada, eso afecta, claro que me noto con las hormonas más revueltas", explica Chelo.

Rebeca por su parte cuenta que las dos primeras semanas con su bebé en casa ha sido difíciles, "confinada y muy expuesta a la mala jugada de las hormonas. Yo he llorado mucho estos días".

Con las clases y la asistencia a las madres suspendidas para evitar riesgos de contagio, los llamamientos a una mayor atención a las madres son recurrentes. Ello movió a un equipo del Colegio Oficial de la Sicología a coordinar a un equipo de sicólogas y profesionales perinatales en toda España.

La amenaza de contagio y sobre todo los efectos del confinamiento en pre y posparto conforman la base de su trabajo.

"Queríamos dar una respuesta en el  a la angustia que causa esta situación. El estrés que origina COVID–19 es un factor de riesgo y el aislamiento y la soledad son agravantes", explica Jazmin Mirelman, sicóloga y coordinadora de esta iniciativa que ofrece de lunes a domingo atención telefónica.

En esta primera consulta responden a la afección de la madre y sino es posible, la deriva a los equipos médicos de la zona. "Hay que tener en cuenta por ejemplo, que en la depresión postparto uno de los tratamientos estipulados es la exposición al sol, salir a la calle. Eso ahora no es posible, por eso el confinamiento es un factor de riesgo".

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Jazmin Mirelman advierte también de que cerca del 80% de madres que padecen la maternity blues, un trastorno de tristeza que suele remitir cuando la parturienta retorna paulatiname nte a sus círculos sociales, "con el confinamiento, esa experiencia podría derivar en una verdadera depresión que sí debería tratarse específicamente con sicofármacos, en ese aspecto tenemos que estar vigilantes". 

Las atenciones al bebé y la madre bajo mínimos

El COVID-19 deja en el día a día consecuencias más inmediatas y palpables para los recién nacidos y sus familias.

Los principales hospitales no contemplan que la pareja de la madre esté durante el parto, Además se han cancelado las clases de preparación al parto y también la asistencia para lactantes. Las primeras visitas al pediatra del recién nacido, al menos en Andalucía, se han reducido a lo esencial, la de los dos meses para las vacunas. Probablemente el pediatra sea la primera persona que ven los bebés aparte de sus padres.

Pero hay además consecuencias administrativas para toda la familia. Ejemplos como el de Rafael que acaba de ser padre de Valentina o el de Leandro, padre de Nica están sin solución.

"Ahora debería estar disfrutando de mi permiso de paternidad, pero no puedo contactar con la Seguridad Social, así que no sé en que situación me quedo, me preocupa que a fin de mes no tenga ingreso en mi cuenta", explica Rafael.

El estado de alarma y confinamiento ha generado un limbo legal también para los recién nacidos. Los padres se topan con que el registro civil no está operativo. Sin el bebé registrado, se paraliza la cadena de transmisión administrativa, por lo tanto, no se pueden tramitar los permisos de paternidad o maternidad a cuenta de la Seguridad Social. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) definió servicios esenciales para jueces y magistrados que por ahora, estipulan que los recién llegados estarán un mes en limbo legal.

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