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México también juega en la carrera por vacuna contra COVID-19

© Foto : Pixabay / TheDigitalArtistVacuna contra el coronavirus (imagen referencial)
Vacuna contra el coronavirus (imagen referencial) - Sputnik Mundo
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CIUDAD DE MÉXICO (Sputnik) — En la carrera contra el tiempo en que se ha convertido la búsqueda de una vacuna contra la pandemia del nuevo coronavirus participan también científicos mexicanos que, aunque optimistas, advierten que desarrollarla tomará aún muchos meses.
Habitualmente, "desarrollar una vacuna toma entre 10 y 15 años, pero al tratarse de un desarrollo acelerado podemos esperar a tener una o varias vacunas en los próximos 12 a 18 meses", dijo a Sputnik la científica Yolanda Cervantes, investigadora de GlaxoSmithKline en México.

En este país los trabajos para el desarrollo de una vacuna específica para el virus SARS CoV-2, que causa la infección respiratoria, son aún muy incipientes.

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Sin embargo, ahora cuenta con una ventaja que permite a acortar los tiempos: la colaboración internacional.

Cervantes, directora médica de investigación, desarrollo clínico y asuntos médicos de vacunas en GSK, firma británica de productor farmacéuticos, resaltó que su compañía ha compartido a la comunidad científica mundial su tecnología de sistema adyuvante.

"Se trata de una sustancia que se agrega a las vacunas y que permite una mejor respuesta de anticuerpos", precisó la investigadora mexicana.

Ante la magnitud de la pandemia, la comunidad científica mundial se ha visto obligada a compartir los resultados que antes tardaban en llegar varios meses y ahora han sido abiertos al uso público en pocas semanas, comenta la especialista.

Una comunidad globalizada

Una de las informaciones más importantes conocida por la comunidad científica mundial ha sido la divulgación del genoma del virus.

Ese dato vital fue compartido en tiempo real desde China, donde surgió la pandemia, lo que permitió a las comunidades científicas de varios países trabajar en forma acelerada.

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Por ejemplo, el frenético trabajo de los equipos de investigadores "incluye el monitoreo de posible variaciones regionales", dijo a Sputnik el investigador Eduardo Rodríguez, de la escuela de Ciencias del Instituto Tecnológico de Monterrey.

"Compartir la estructura del genoma en tiempo real ha permitido una ventaja importante para el desarrollo de una vacuna", señaló a Sputnik el científico.

Rodríguez dirige un proyecto para la reconstrucción del origen genético del COVID-19.

"Esta reconstrucción filogenética del virus nos debe permitir identificar un ancestro común del COVID-19 que permita información para desarrollar una vacuna", explicó.

Varias universidades se han sumado a los proyectos implementando nuevas investigaciones o acelerando algunas que ya se encontraban en marcha como es el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La mayor y más antigua casa de estudios del país anunció en un comunicado "la convocatoria extraordinaria a docentes e investigadores" para la financiación de proyectos de investigación para mitigar los efectos de la pandemia.

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Esos proyectos recibirán cada uno 165.000 dólares en recursos y equipos que permitirán sumar nuevas iniciativas a las que ya se desarrollan.

Una de ellas es la búsqueda de una plataforma común que permita el desarrollo de vacunas en contra del — utilizando como base las investigaciones desarrolladas sobre el dengue y el zika, virus que cada año causan miles de muertos en el continente.

Una de las especialistas de ese proyecto del Instituto de Biotecnología de la UNAM, en el que trabajan cerca de 50 científicos, la médica molecular señaló esta semana que hay avances importantes en la búsqueda de esa plataforma común, pero advirtió que no hay que esperar milagros.

"Esto va para largo, todavía nos falta algún tiempo para que este lista y muy seguramente no estará lista para atender la actual emergencia" por la epidemia de COVID-19", señaló Palomares.

Otra institución de abolengo, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) anunció que contribuye al tratamiento de diversos padecimientos autoinmunes, infecciosos, crónico-degenerativos y respiratorios mediante el Transferón, que se busca emplear como "auxiliar en el tratamiento de pacientes con COVID-19".

La doctora Sonia Mayra Pérez Tapia, directora de la Unidad de Investigación, Desarrollo e Innovación Médica y Biotecnológica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN, anunció en un comunicado que se esperan "las autorizaciones correspondientes por parte de las autoridades tanto de los comités de ética y posteriormente la autoridad sanitaria".

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Cuando sean autorizados, podrán iniciar un estudio de Fase 2 y 3, que permita "evaluar y hacer una exploración terapéutica de nuestro producto en los pacientes con COVID-19 positivo", informó.

La intención es que la administración de Transferón en las primeras etapas, desde los primeros síntomas respiratorios cuando son leves pudiese ayudar a prevenir las complicaciones de la enfermedad, dice el avance de la investigación.

Mientras tanto, tres ensayos clínicos para probar tratamientos que ayuden a combatir la enfermedad de COVID-19 fueron aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, informó el 31 de marzo la secretaría federal de Salud.

El uso del antiviral Remdesivir, que según investigaciones preliminares podría combatir la enfermedad; el segundo medicamento es el Tocilizumab, un "anticuerpo monoclonal", que bloquea uno de los mecanismos que produce la inflamación del tejido pulmonar; y el tercero está basado en la hidroxicloroquina, un medicamento utilizado para tratar el paludismo y enfermedades reumáticas.

Los ensayos cuentan con la colaboración de investigadores de diversas instituciones, como varios institutos nacionales de Salud de EEUU.

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