El coronavirus entre la verdad y la mentira

© REUTERS / Ueslei MarcelinoPalabra "corona" en una pantalla en Brasil
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MOSCÚ (Sputnik) — En estos tiempos del nuevo coronavirus se ha desatado otra pandemia que incluso puede ser más letal que la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 y es la de las noticias falsas que inundan las redes sociales e incrementan el miedo en los ya aterrados ciudadanos de muchas partes del mundo.

Las 'fake news' son una enfermedad tan grave que muchos gobiernos han tomado medidas para combatirlas a la par que enfrentan la COVID-19.

En un mundo interconectado, la posverdad se abre camino con mucha celeridad, pues es muy fácil modificar una imagen y con la ayuda de las redes sociales hacerla viral en minutos, lo que provoca que los bulos se propaguen y muchos los den como verdades absolutas. Esta técnica de cambiar la verdad se menciona ya en La República, la obra más conocida de Platón, en la que defendió la idea de que los gobernantes usaran invenciones para preservar la armonía, la seguridad y la estabilidad social. Las llamó "mentiras nobles".

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Actualmente lo mismo se habla de remedios sensacionales —incluida la tan esperada vacuna—, las supuestas medidas ejecutadas por un 'dictador' para hacer cumplir la cuarentena o se reitera la ya señalada teoría de la conspiración en la que un gobierno fue el creador del virus para logar destruir la economía de otro.

Muchos son los temas que se cuelan diariamente en nuestros espacios y a los que no pocos dan total veracidad sin siquiera contrastar la fuente, tomando como verídico lo que alguien compartió en las redes o lo que un amigo le envía por Whatsapp.

El 'creador' del virus

Uno de los más recientes bulos que se replicó por el mundo fue el supuesto encarcelamiento del científico que creó el nuevo coronavirus. La 'noticia' decía que el investigador estadounidense Charles Lieber estaba detenido por fabricar y vender el coronavirus a China.

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Esta tuvo gran repercusión, pues estaba acompañada de un vídeo —de una cadena norteamericana— en el que se habla sobre el caso del arresto de Lieber, jefe del departamento de química y biología de la Universidad de Harvard, EEUU.

Pero el Gobierno estadounidense se ha encargado de desmentir esto, pues según un comunicado del Departamento de Justicia de Estados Unidos —replicado entre otros en el portal que desmiente bulos en la red Maldita.es—, Lieber fue arrestado el pasado 28 de enero por "hacer una declaración materialmente falsa, ficticia y fraudulenta".

Según el Departamento de Justicia, el investigador —especializado en nanotecnología desde hace más de 12 años— recibía una ayuda de "más de 15 millones de dólares de dos departamentos del Gobierno norteamericano".

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El comunicado añade que "sin que la Universidad de Harvard tuviera conocimiento, a partir de 2011 Lieber se convirtió en un científico estratégico en la Universidad Tecnológica de Wuhan (WUT) en China". La investigación destaca que el científico recibió un salario de hasta 50.000 dólares al mes, más gastos de subsistencia, por su trabajo en WUT. Es decir, el hombre violó las leyes estadounidenses al no declarar estos ingresos, pero en ningún momento el texto hace referencia al coronavirus.

¿Virus de laboratorio?

Pero vamos más allá. La noticia sobre la supuesta la fabricación del nuevo coronavirus no tiene base científica, pues son muchos los especialistas de gran prestigio que desmienten que el virus se haya creado en un laboratorio.

Ya a mediados de febrero un grupo de profesionales médicos de nueve países publicó una declaración que condena los rumores de que la nueva cepa de coronavirus detectada en China tenga origen artificial.

"Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas de que COVID-19 no tenga orígenes naturales", dice el comunicado, publicado en la revista médica Lancet.

La nota señala que "científicos de numerosos países publicaron y analizaron los genomas del agente causal de [la enfermedad], el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), y en su mayoría concluyeron que se trata de un coronavirus que tiene origen en la vida silvestre, igual que muchos otros patógenos emergentes".

"Las teorías de conspiración no hacen nada más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus", subraya el texto.

Por su parte, el ministro de Salud ruso, Mijaíl Murashko, se mostró partidario de la hipótesis oficial sobre el origen del SARS-CoV-2, según la cual este tipo de coronavirus es el resultado de una mutación natural.

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"Hay muchas opiniones, hoy en día la mayoría dice que es un virus natural que se ha adaptado a las condiciones de interacción directa con los humanos, no veo razón para ponerlo en duda", dijo en una entrevista en la cadena 1tv publicada a inicios de abril.

Entre los rumores que circulan figura el de la posibilidad de que el nuevo virus se hubiera "escapado" de uno de los laboratorios que se encuentra bajo el control de los militares en la provincia de Hubei, así como de la supuesta muerte de uno de los científicos a causa de la enfermedad.

Por otro lado también se divulgó que el SARS-CoV-2 podría haber sido creado por los Estados Unidos como arma bacteriológica de la guerra comercial desatada por Washington contra China.

Putin y sus leones

A finales de marzo se hizo viral, principalmente en Twitter, la imagen de un león caminando por una calle de una ciudad y afirmaron que se trataba de una medida de las autoridades rusas para garantizar la cuarentena. La publicación aseguraba que el presidente ruso, Vladímir Putin, había soltado a 800 tigres y leones por todo el territorio del país para hacer que sus ciudadanos se quedaran en casa.

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Sin tomarse el trabajo de comprobar su autenticidad hay quienes afirmaban que esta medida era la única razón por la que el brote de coronavirus no era tan mortal en Rusia como en otros países, "salvaje, pero 100% efectiva", escribieron.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, comentó que era un chiste muy gracioso, pero observó que los rusos prefieren otros animales salvajes.

"Como sabrán, tradicionalmente soltamos a los osos a la calle", bromeó la diplomática y agregó que "los osos son más eficaces".

Guerra a los fake news

Desde la aparición del nuevo coronavirus múltiples han sido las noticias sobre cómo frenar la pandemia, qué hacer para no contagiarse y demás, pero igual que ha habido muchas recomendaciones de gran valor y ayuda, también han circulado muchos bulos y fake news que no han hecho más que confundir a los ciudadanos. Sobre todo, son frecuentes los que hablan de curas maravillosas o remedios para impedir que el virus llegue a los pulmones, por solo citar dos.

Por eso desde la presidencia rusa consideran que cualquier medida tomada para combatir la divulgación de noticias falsas sobre COVID-19 no resultará excesiva, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

"Es algo totalmente correcto en una situación así, ya que ahora las personas resultan especialmente perceptivas ante la divulgación de rumores falsos o fake news, y eso agudiza la situación de una manera totalmente innecesaria (...) es algo que debería ser castigado por la ley", dijo el portavoz.

Para prevenir la desinformación sobre el nuevo coronavirus, la mensajería estadounidense WhatsApp decidió limitar los mensajes reenviados: a partir de ahora, solo se podrá enviarlos a un chat por vez.

También se proyectó sobre el tema la red social Facebook, que desde febrero anunció que trabajaba para eliminar las noticias falsas y así brindar información útil sobre el brote del coronavirus.

Mientras tanto, el SARS-CoV-2 sigue sumando víctimas con más de 1,36 millones de contagios y unos 76.000 muertos por el virus en 184 países. Y sin una cura en el horizonte y con hospitales abarrotados en muchas partes del mundo, en los medios y las redes sociales hay que seguir difundiendo informaciones objetivas, con responsabilidad, para que la verdad se imponga a la posverdad.

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