Ninguna de las ligas importantes del fútbol mundial continuó sus actividades y ahora solo se juega en Bielorrusia, Nicaragua y tal vez algún otro país. En el resto de los estadios reina el silencio. Las federaciones nacionales y las continentales se halan los pelos en busca de una solución que convenga a todos, no perjudique a ninguno y, sobre todo, no ponga en riesgo la vida de las personas.
¿Terminará de jugarse la Liga Española? ¿Qué pasará con el Calcio italiano? ¿En Inglaterra habrá más fútbol está temporada para validar el triunfo de un Liverpool increíble? ¿Le dará tiempo al Real Madrid a jugar el partido de vuelta ante el Manchester City caminó a otra final europea? ¿Será el año del Atlético de Madrid luego de dejar en el camino al Liverpool?
En Estados Unidos
Las interrogantes no son solo patrimonio del más universal ni de Europa, porque importantes torneos corren el riesgo de tener que cancelar su actividad de 2020, cuando estaban en su recta final, incluso, entre ellos la fortísima NBA, uno de los eventos con más glamour, más estrellas y más seguidores en todo el mundo.
El coronavirus se ensañó con Estados Unidos y obligó a parar el referido torneo de baloncesto y alargó, por un tiempo que nadie se atreve a predecir, el inicio de la temporada de béisbol, otro de los deportes de mucho arraigo en el país, si no el que más.
Encima de eso, en suelo estadounidense se celebran cada año disímiles competencias que pueden quedar en el camino por culpa de la pandemia, entre ellos el torneo de la NFL, varias lídes de tenis, incluida la más importante que se juega en América: el Abierto de Estados Unidos, con sede en Flushing Meadows, en Nueva York. Incluso de golf y muchos otros deportes, algunos de ellos clasificatorios para los ya aplazados Juegos Olímpicos de Tokio.
El ciclismo se atreve
El mundo del ciclismo parece tener claro que, aun con coronavirus, la vida tiene que continuar sus actividades normales y reprogramó para la última parte del año sus tres competiciones más importantes: El Tour de Francia, la Vuelta a España y el Giro de Italia.
Hace unas horas medios franceses filtraron que el Tour se correrá del 29 de agosto al 20 de septiembre y que la primera etapa se desarrollará en Niza, sobre terreno plano, sobre 156 kilómetros. En tanto la 21, el llamado Paseo de los Campeones, se disputará sobre 122 kilómetros entre Mantes-la-Jolie y París.
Los organizadores dan por descontado que los equipos podrán reunir a todos sus corredores, entrenar con antelación e ir a la difícil prueba en plenitud de condiciones.
El tenis espera
Mientras, los dirigentes del tenis mundial han sido más cautelosos y salvo el segundo Grand Slam del año, el que se juega en la arcilla de Roland Garros, en París, el resto no quiso adelantar fecha ni asegurar si se disputarán o no.
El tercer Grand Slam del año, Wimbledon, anunció su cancelación. La razón es muy sencilla: desde 2003 pagaba 1,6 millones de dólares al año previendo alguna suspensión por epidemias. El momento llegó 17 años después por el COVID-19 y los organizadores se embolsarán 100 millones de dólares. Previsores los británicos.
Pese a todo y a los cambios anunciados en el calendario de algunos deportes, nadie sabe a ciencia cierta si se podrán cumplir o no. Incluso, algunos especialistas, tal vez más cautos de lo común, dicen que hasta los Juegos Olímpicos, postergados para 2021 siguen en peligro.
Toca entonces esperar, pero es muy probable que antes de que termine el año volvamos a tener deporte del bueno de nuevo. Aunque parezca demasiado optimismo.