Unos científicos han decidido analizar las "redes de alimentos" de diferentes sujetos para llegar a una reveladora conclusión: cuantos más productos procesados, almidonados y, en general, poco saludables se consumen, y cuanta mayor tendencia haya a mezclarlos entre ellos, más posibilidades surgen de sufrir de demencia a la larga.
"Varios estudios han demostrado que llevar una dieta más sana, por ejemplo una rica en verduras de hoja verde, bayas, nueces, granos enteros y pescado, puede reducir el riesgo de una persona de sufrir demencia. Muchos de esos estudios se centraban en la cantidad y la frecuencia de las comidas. El nuestro va un paso más allá para analizar las redes de alimentos", dice la autora del estudio, Cécilia Samieri, de la Universidad de Burdeos, en Francia.
Todos ellos completaron cinco años antes un cuestionario en ell que explicaban qué comidas ingerían a lo largo del año, indicando los tipos de alimentos que consumían y la frecuencia con la que lo hacían. También se sometieron a chequeos médicos una vez cada dos o tres años.
Si en las cantidades ingeridas no se observaron diferencias significativas entre pacientes con demencia y sin ella, los grupos o redes de alimentos preferidos sí diferían bastante.
Por su parte, las personas que no sufrían demencia tendían a tener una dieta mucho más diversa que incluía muchas redes pequeñas de alimentos, formadas por alimentos más saludables, como frutas y verduras, marisco, aves y carnes.
En conclusión, la experta de la Universidad de Burdeos comenta que "nuestros hallazgos sugieren que el estudio de la dieta mediante la observación de las redes de alimentos puede ayudar a desenredar la complejidad de la dieta y la biología en la salud y la enfermedad".