Uno de los principales factores asociados a la gravedad del COVID-19 son las patologías previas entre las que se encuentran la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer, el VIH, y los problemas cardiovasculares, entre otras.
Sin embargo, hay pacientes que sin tener ninguna comorbilidad, e incluso siendo jóvenes, desarrollan una infección grave y mueren. Estos casos desconciertan a los médicos y científicos que intentan buscarles una explicación. Algunas de las respuestas parecerían ser el sistema inmunitario, la genética y la carga viral.
En algunas personas el sistema inmunitario sobrerreacciona y produce algo que se conoce como "tormenta de citocinas". Estas son sustancias muy agresivas, liberadas para atacar al virus. Pero, cuando se producen en exceso, pueden afectar también a órganos del cuerpo como el riñón o el pulmón, provocando la muerte.
No se sabe bien por qué algunos pacientes reaccionan de esta forma, pero podría ser por la genética, es decir, por ciertas mutaciones raras de los genes que controlan el sistema inmune. También se cree que unas defensas más inmaduras, como las de los niños, serían menos capaces de provocar esta reacción.
En relación a la incidencia de la genética en el coronavirus, un gen que podría estar relacionado es el que codifica al receptor ACE2, que se encuentra en la superficie de las células del pulmón y funciona como la puerta de entrada del virus a las vías respiratorias. Tener una u otra variante del gen podría hacer que al patógeno le resulte más fácil o más difícil ingresar.
Carga viral
"Cuando todo esto empezó en China, los primeros casos de jóvenes —sin ninguna comorbilidad— que parecían estar muriendo eran los trabajadores de la salud, que tenían un contacto cercano con los enfermos. Ellos se exponen todo el tiempo a una dosis de virus muy alta y eso está relacionado con las formas más graves de la enfermedad que pueden presentar", concluyó Sandoval.