— En las elecciones de octubre pasado usted sacó diez puntos de diferencia con relación al segundo, Carlos Mesa. Pero aun así, por actos de barbarie, llamó a una nueva elección y, con el alzamiento de tropas militares y fuerzas policiales, fue depuesto. Viajó a México, primero, el 11 de noviembre, y luego de la asunción de Alberto Fernández, llegó a nuestro país. ¿Cómo se encuentra?
— Estoy en cuarentena: Casi seis semanas sin dar ni medio paso hacia a la calle, cumpliendo disciplinadamente para cuidar la salud. Hago un poco de gimnasia, grabo entrevistas para los nuevos libros, me comunico con Bolivia. Acabo de hablar con nuestro candidato Luis —Lucho— Arce y con algunos medios de comunicación bolivianos.
— El Parlamento ha promulgado una ley para convocar elecciones, postergadas a causa de la pandemia. La presidenta de facto, Jeanine Áñez, habló de "ley inmoral" y de "atentado" en un claro intento de que no prosperara. ¿Habrá nuevas piedras en el camino hasta el día de las elecciones? ¿Cree que se podrán llevar a cabo?
La línea política de Estados Unidos y la derecha boliviana era, inicialmente, aprovechando esta pandemia, hacer renunciar a Añez a su candidatura a la Presidencia y que se enfocara en la pandemia. Fracasaron. Esto porque buscan que quienes apoyan a Añez se vayan con Carlos Mesa, quien sigue siendo el candidato de EEUU. El plan era que no hubiera elecciones y que hubiera una nueva convocatoria en 2021. No lo lograron gracias a nuestros parlamentarios.
El jueves por la noche, cuando el Senado sancionó por unanimidad la ley y la envió al Ejecutivo, el Gobierno de facto la rechazó en apenas nueve minutos. Con disposición de trámite, se convocó a la Asamblea Plurinacional y fue ratificada la ley. La presidenta del Senado la tuvo que promulgar, porque ellos no querían una ley antes del 3 de mayo para postergar las elecciones para el próximo año. Nuestra bancada tiene dos tercios y nuestra Asamblea está unida. Así se garantiza la democracia en Bolivia.
— Hay dos elementos que generan incertidumbre respecto a las elecciones. Uno es la pandemia y, el otro, que el Gobierno ya anunció que denunciará por inconstitucional la ley que usted acaba de mencionar. Por otra parte, sigue habiendo persecución a los dirigentes opositores.
Toda la agrupación de partidos que están con Áñez y su partido, Juntos, usan a las Fuerzas Armadas para repartir bonos en las áreas rurales y hacer campaña, mientras siguen las detenciones y las acusaciones. El pueblo juzgará democráticamente. Debería pararse la persecución política, porque con ella no hay verdeara democracia. Lo peor es que en vez de ampliar nuevos hospitales y equipar salas, se han cerrado siete. Estaban por terminarse 20 nuevos hospitales de segundo y tercer nivel iniciados en nuestra gestión. No los han equipado hasta ahora. La infraestructura la dejamos con presupuesto. Como un hospital en Cobija, con 10 millones de dólares para la primera fase de equipamiento. Hoy no está equipado, no hay respiradores, ni bioseguridad, ni laboratorios. Hay bonos, algo importante pero insuficiente.
— Áñez llamó a combatir el coronavirus con ayuno y oración, una medida religiosa que nada tiene que ver con la salud pública. ¿Qué riesgos corre la población boliviana a nivel de país?
— Es el único país donde se combate la pandemia con gases, fusiles y tanques. Sigue la represión, la extorsión y las detenciones. El domingo de la semana pasada se conoció que las hijas de la presidenta Añez rompieron la cuarentena. Para las autoridades del Gobierno y sus familiares hay turismo y cumpleaños, pero para la gente humilde, ni comida. Bolivia tiene dos pandemias: el coronavirus, que nos mata de enfermedad, y por otro lado la dictadura, que nos mata de hambre.
— Usted explicó bien el plan internacional para subordinar a Bolivia. ¿Se arrepiente de lo que hizo, de haber escuchado a la OEA en octubre de 2019 y de haber llamado a nuevas elecciones a pesar de que usted había ganado en la primera vuelta?
— Hice todo eso para la pacificación, para evitar muertos y heridos, para que los grupos fascistas y racistas no quemen las casas de autoridades, ministros, asambleístas y de nuestros familiares. Cedí bastante. Hasta antes de mi renuncia, había dos muertos. Ninguno por bala. Siempre recomendé a la Policía y a las Fuerzas Armadas que debían cuidar al pueblo. Lo evitamos y, tal vez como un retroceso. Lo hice por la vida. El derecho a la vida está por encima de cualquier otro para mí. Renuncié para evitar enfrentamientos. Y, no obstante, al otro día, hubo muertos. A la semana siguiente ya había 20 muertos. Después de promulgar la ley para las elecciones, la dictadura dijo "por la vida". ¿Qué moral tiene para hablar de la vida la dictadura, cuando usó armas para matar al pueblo? Ahora los mata de hambre y con el coronavirus. Médicos y policías han muerto por el coronavirus. La Policía está amotinada y no quiere salir por miedo. No sé si cometí un error: la historia me juzgará.
La señora Áñez tiene contacto con el presidente de EEUU, un abierto sometimiento. El actual ministro de Salud era médico de cabecera de la embajada de EEUU. Ha vuelto la DEA. La DEA ha vuelto a perseguir a dirigentes del Trópico. Entraron doce miembros a perseguir dirigentes. Que sepa el pueblo argentino y el boliviano que dirigentes del Trópico, que expresan solidaridad con las familias pobres, llevando fruta, están siendo detenidos.
— Hablando del regreso de agencias extranjeras, el candidato del MAS, Luis Arce, señaló que el Gobierno de facto se endeudó en los últimos meses de manera exagerada y que aplica medidas neoliberales. ¿Cómo es la actual política de endeudamiento de la dictadura boliviana?
— En los 60 y 70, el tiempo de las dictaduras militares, comenzó el modelo neoliberal en América Latina. A nosotros nos dejaron casi un 55% de la deuda externa en relación al PIB. En 2006 el PIB era más de 9.000 millones de dólares. Negociamos la deuda externa con Japón, España y el BID y nos condonaron. Bajamos un 15% la deuda en relación con el PIB. Nuestro PIB ha crecido hasta el 22 de enero del año pasado a 41.800 millones de dólares. Nuestra deuda estaba en un 24% en relación con el PIB. Cepal recomendó que la deuda externa no pasara del 50% del PIB. En este Gobierno, lo que hay es deuda interna. Han usado 2800 millones de bolivianos de las reservas del Tesoro para pagar aguinaldos y sueldos.
— Usted mencionó que está escribiendo libros, en medio de la pandemia y siendo jefe de campaña del MAS. ¿Sobre qué escribe?
— ¿Usted está en contacto con el Gobierno argentino?
Nos hemos reunido dos veces con el hermano presidente de Argentina, Alberto Fernández. Dos ministros me han visitado, también tengo contacto cuando se necesita una cooperación. Estoy agradecido con el pueblo argentino, tan solidario y hospitalario. Y también con mis hermanos que viven acá. Me mandan verduras, frutas, pan, empanadas, carne. Les agradezco el cariño y la solidaridad, al pueblo argentino y a los hermanos bolivianos que viven en Argentina.