Aunque los dos relatos que se presenta a continuación no corresponden a reporteros de la ciudad de México, Sputnik ha confirmado que algunos medios capitalinos procedieron de la misma manera: recortando el salario de los trabajadores de la prensa a la mitad sin disminuir el horario ni la exigencia en la cantidad o calidad de la información que deben producir, una medida de ajuste que a todos se les planteó por "tiempo indefinido".
Un avance en precariedad
La fuente que brindó a Sputnik el primer testimonio que sostiene este artículo es una reportera de radio que produce información para dos de las diez emisoras que tiene la empresa periodística para la que trabaja, con presencia en dos estados de la República mexicana.
"Es una empresa grande que tiene alrededor de 200 personas trabajando para ellos en ambos estados y a todos se nos hizo el recorte parejo", dijo a Sputnik la fuente cuyo relato es el primero que se presenta en este texto como muestra del silencioso ajuste que se obligó a los trabajadores de la prensa.
"A finales de marzo, se convocó a una junta con todos los reporteros que usualmente trabajamos de manera remota para la estación de radio porque no solemos estar allí, sino que trabajamos desde donde estemos cubriendo en calle", explicó la fuente.
Aunque la reunión no pudo concretarse porque un par de integrantes del equipo ya habían presentado dificultades en su salud (aunque finalmente no fueron diagnosticados con el nuevo coronavirus), el jefe de información de las estaciones les avisó que a partir de abril su salario sería recortado al 50% y que esa medida se mantendría "hasta que concluyera el proceso"
"Yo señalé que no estaba de acuerdo y que era importante hablarlo con el gerente de la empresa. Cuando nos reunimos con él al día siguiente, nos dijo que básicamente el recorte se hacía por cuestiones de publicidad y aunque los reporteros señalamos que eso estaba contra la ley, porque para recortar el salario se tenía que firmar un acuerdo ante las autoridades, no quisieron hacerlo. Básicamente nos dijeron 'háganle como quieran' porque es una decisión tomada", dijo en entrevista con Sputnik.
"El descuento se realizó en abril y algunos trabajadores buscamos asesoría legal, pero nos dijeron que tenemos que esperar hasta la reapertura de las juntas de conciliación y arbitraje, que no sabemos cuándo será. En mi caso, al buscar asesoría, me di cuenta que estaba dada de baja en el afore (administradora de fondos para el retiro) que es una de las irregularidades con las que trabajamos", explicó la fuente.
Los reporteros de este medio de comunicación están contratados por medio de outsourcing, es decir, por una segunda empresa que diluye la responsabilidad patronal de la empresa madre sobre sus empleados. Este formato se caracteriza por firmar contratos precarios que se renuevan cada tres meses y que impiden a los trabajadores siquiera soñar con una jubilación, algo que se ha vuelto común en México para los trabajadores de la prensa, pero también para amplios sectores de los trabajadores formales de la salud o servicios.
La fuente explicó que las irregularidades son la norma, ya que no se les paga extra en domingos ni días festivos, que trabajan siempre, aunque el pago doble sí está contemplado dentro de las cláusulas de los contratos que firman cada tres meses.
"Afortunadamente cuando me enfermé, sí estaba dada de alta ante el seguro", porque lógicamente, al no poder guardarse en casa, se contagió de COVID-19.
"Cuando llevé a la empresa el documento del IMSS, siguieron insistiendo que aunque tuviera mi incapacidad, mandara notas. Les dije que no, que yo quería descansar y así fue como sucedió", explicó a Sputnik.
Despidos injustificados en el sur del país
Los periodistas y trabajadores de prensa que integran la Asociación de Periodistas del estado de Guerrero (APEG) así como la delegación 17 del Sindicato nacional de redactores de prensa (SNRP) fueron los únicos del país que se manifestaron ante el avasallamiento de sus derechos laborales.
"Los recortes y la falta de pago empezaron a verse desde enero en algunos medios, que vieron que se venía la crisis y empezaron a prevenirse. Nos pagaban a cuentagotas, de a 1.000 pesos, otros ejecutaron recortes de salario de 50% y 20% a los sueldos de los reporteros, hasta que al día siguiente de la protesta, el patrón nos avisó por mensaje de texto que ya no enviáramos información, porque dijo que no iba a poder pagar y no quería seguir acumulando adeudo", relató a Sputnik uno de los periodistas que participó de la protesta.
Aunque no se concretó un despido formal de los trabajadores para la empresa periodística donde laboraba, tampoco se les dio ninguna garantía de que vayan a regresar a su puesto una vez que "pase la crisis".
"La protesta fue el punto final, porque ya tenían planteado despedirnos. Desconozco si a otros reporteros les ha pasado lo mismo, pero es seguro que casi ningún medio publicó nuestros reclamos", señaló la fuente. "Se teme que vaya a haber represalias porque los patrones se sienten agredidos, pero en esta situación, los reporteros somos los más afectados. Si bien ellos dicen que están en crisis, no están en quiebra porque siguen recibiendo dinero de publicidad, pero nuestro único ingreso es nuestro salario y quedamos en la vulnerabilidad", agregó.
"En los medios donde hubo recorte salarial, no hubo ninguna negociación, simplemente informaron que así iba a ser. Tampoco dieron fechas de hasta cuándo, nada más dijeron que se recortaba el salario de los trabajadores por la crisis provocada por la pandemia, pero de ahí en adelante no informaron a nadie si se van a revertir los recortes salariales o los despidos al terminar", explicó el periodista guerrerense consultado.
Es evidente que si el panorama se presenta aciago para los trabajadores de prensa organizados, es doblemente difícil para los precarios que enfrentan la crisis en soledad.
"Nosotros vamos a seguir protestando porque no podemos quedarnos callados: es como dicen las consignas ´si nos callamos, ellos ganan´. Vamos a seguir haciendo presión para que no vaya a continuar esta situación porque la crisis apenas va a empezar y el panorama podría empeorar", concluyó.
Morir (reporteando) de COVID
El caso de la primera reportera fallecida por el nuevo coronavirus fue polémico. Martha Caballero era una periodista que se desempeñaba como subdirectora de comunicación en el ayuntamiento de Solidaridad (Quintana Roo), quien falleció el 25 de abril, tras haber contraído COVID-19.
Además, se cuentan al menos otros cinco reporteros que han fallecido durante la pandemia. Y aunque no se ha podido confirmar que en todos los casos el motivo de su fallecimiento haya sido el nuevo coronavirus, sí se conoce que muchos de ellos estaban en situaciones de riesgo, a merced de las que continuaron reporteando.
Así fue el caso del fotógrafo David Alvarado, uno de los más experimentados de la fuente policiaca de Ciudad de México, quien falleció el 6 de mayo. El fotógrafo continuó trabajando para el diario Pásala, una de las publicaciones del Grupo Editorial Notmusa, a pesar de tener 63 años, padecer diabetes, daño hepático y una falla renal grave.