Las naciones latinoamericanas parecen no estar concentradas en evitar la extinción de las abejas, que aseguran la supervivencia de los seres humanos al encargarse de la polinización de la mayoría de los cultivos en el mundo.
La falta de regulación por parte de los gobiernos con respecto a los agrotóxicos permitió que muriera, entre 2018 y 2019, el 56,1% de las colmenas en Chile, el 45% en Venezuela y el 45% en Colombia.
El tema ha sido tan fuertemente ignorado por las sociedades latinoamericanas que incluso hay escasez de datos sobre esta problemática en la región; recién en 2017 la Sociedad Latinoamericana de Investigación de Abejas realizó el primer censo de mortandad de colmenas ante la falta de cifras oficiales.
El problema cobró especial relevancia esta semana: el 20 de mayo se conmemoró el Día Mundial de las Abejas, que busca generar conciencia en la sociedad sobre el hecho de que casi el 90% de las plantas con flores dependen de este insecto para reproducirse.
"En América Latina se está viendo muchísimo este ataque a las abejas porque no hay una conciencia más cuidadosa del medio ambiente", dijo a Sputnik el rescatista de abejas uruguayo Libre López.
"Tienen la filosofía de que si le echan un poco más queda mejor, pero a veces, por milímetros de diferencia de los que son medidas y de las formas de diluir los pesticidas, se pasan para el otro lado y contaminan muchísimo a las plantas, las abejas, las praderas y el ambiente", dijo.
López añadió que los agrotóxicos además son arrastrados por la lluvia y el viento, lo que termina afectando también a las abejas.
"Antes se trabajaba de forma más natural", lamentó.
Hambre
La extinción de las abejas no solo significaría un desequilibrio para el ecosistema, sino que también dispararía el hambre en el mundo por pérdidas de plantaciones.
Se calcula que el año pasado, a nivel mundial, existían 20.000 especies de abejas silvestres. Sin embargo, según la Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch, debido a los pesticidas y a la deforestación, el 90% de esta especie de insectos han desaparecido, lo que las sitúa en grave peligro de extinción.
"Está en riesgo la subsistencia mundial con el ataque que se le está haciendo a las abejas. Este tema actualmente ya es un serio problema, no es algo que nos pueda pasar en 10 años, ya está pasando ahora; en este momento están muriendo colmenas en todas partes del mundo", alertó López.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que, en los últimos 15 años, la población de abejas a nivel mundial ha disminuido hasta en 20%.
Enemigos
Una de las amenazas más importantes para las abejas son los plaguicidas y herbicidas utilizados en la agricultura. Estas sustancias químicas afectan el sistema nervioso central de las abejas y otros insectos polinizadores y pueden provocar el envenenamiento agudo y crónico, tanto individualmente como en colonias enteras.
Además, el aumento de las temperaturas o la modificación de los fenómenos meteorológicos, causados por el cambio climático, tienen impacto en las las abejas.
López también advirtió que las ondas de los celulares y otros electrodomésticos dañan a la especie. Además, indicó que el monocultivo atenta contra ellas, porque la abeja no tiene diversidad en la floración, en el néctar y en el polen que recogen.
Invisibilización
Por otro lado, López sostuvo que este tema está invisibilizado, ya que la mayoría de la población mundial vive en las ciudades y desconoce las realidades del campo.
Asimismo, resaltó que las abejas son "criaturas increíbles" y que la sociedad debería de aprender de su sistema de vida, comunicación y forma de ser.
"La abeja tiene tanto derecho a vivir en el mundo como nosotros o cualquier otra criatura. No habría que discriminarla o tratarla de forma diferente por miedo o por ignorancia, dos factores que hacen que una persona termine aniquilando a una colmena entera. Cada abeja, cuando te pica, se suicida, entonces prefiere evitarlo. Si la gente, cuando las ve, las deja tranquilas, el 99% de las veces la abeja no va a molestar a la persona", señaló.
Una abeja visita a 2.000 flores por día, y a lo largo de su vida recorre 800 kilómetros. Además, puede recordar rasgos en el paisaje, por eso saben dónde están sus colmenas.