Las relaciones económicas y comerciales entre algunos de los grandes actores del escenario mundial atraviesan momentos de incertidumbre: por si no eran suficiente las tensiones provocadas por las guerras comerciales entre Washington y Pekín y un EEUU cada vez más proteccionista, ahora las complicaciones se multiplican a causa de una pandemia sin precedentes.
En estas condiciones, se prevé que las cifras del comercio internacional pueden reducirse en un tercio, provocando una caída significativa en la demanda a nivel mundial. Eso significa que de esta crisis saldrían mal parados incluso los países que no vean tan afectada su producción, según alerta el ministro de Comercio Exterior de China, Zhong Shan, ya que no podrían venderla como de costumbre.
Cómo la actitud de EEUU está comprometiendo el proyecto común de la OMC
En este contexto lo ideal sería una convergencia y un apoyo mutuo de los miembros, pero algunos países como EEUU han optado por complicar aún más la situación con restricciones a algunas exportaciones dirigidas a China.
Según comenta a Sputnik el analista y experto del Instituto de Estudios Financieros Chongyang de la Universidad Popular de China Liu Ying, esta podría ser una de las razones que lleven al país norteamericano a bloquear el nombramiento de nuevos jueces para el Órgano de Apelación de la organización, paralizando así el funcionamiento de una parte esencial de esta.
La recuperación del comercio internacional será difícil tarea sin unos mecanismos de resolución de conflictos comerciales que funcionen, alerta Ying, por lo que solo una vez resuelto este problema se podrá pensar en otras cuestiones igualmente problemáticas, como el nombramiento de un director general.
Una reforma necesaria
Si en algo hay consenso, no obstante, es en la necesidad de una reforma de la organización, pero los enfoques difieren: EEUU defiende la retirada de la comentada autodesignación como país en desarrollo, mientras que Pekín pone de relieve otra cuestión que también debería ser atendida.
Estados Unidos tiene poder de veto en ese sistema, ya que tanto la OMC como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial fueron fundados por iniciativa estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial como mecanismo de defensa de sus intereses, rasgo que se mantiene hasta nuestros días, según Liu Ying.
Practicidad y sentido común
Sea como sea, el experto considera que no es inteligente buscar el beneficio propio retirando los privilegios o causando perjuicio a los países antagonistas, ya que las cadenas industriales y de suministro mundiales están estrechamente interconectadas y, en general, todos los países forman un bloque de interacciones en que todo afecta a todos:
"Los mecanismos de la OMC pueden satisfacer los intereses de todas las partes. Porque el comercio internacional sigue el principio de "Yo te tengo a ti, tú me tienes a mí". Por lo tanto, el nombramiento de nuevos jueces y el restablecimiento del Órgano de Apelación deben abordarse lo antes posible (...). No se deben comprometer los intereses de otros países para proteger los intereses de un solo país, la ley de la selva no funciona", declara el experto.
Si algo se puede decir con seguridad en este incierto escenario es que la reforma de la OMC no va a ser tarea fácil. Pero una cosa es clara: para reformar de manera efectiva la economía de cada país, cosa que será muy necesaria una vez pasada la tormenta del coronavirus, es imprescindible que se recupere el comercio. Y para ello, los países tendrán que cooperar, buscar compromisos y adaptarse a las nuevas condiciones del orden económico.