Las organizaciones, que abarcan a miembros de más de 120 países, señalan "más de 200 incidentes de ataques contra personal e infraestructura de salud relacionados con la COVID-19, una tendencia que pone en peligro a estos trabajadores vitales de la línea de frente contra la pandemia y a las comunidades a las que asisten".
Más de la cuarta parte de los ataques perpetrados contra personal de salud ocurrieron en México.
"En territorio mexicano, la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central, preocupado por el incremento de agresiones en contra de trabajadoras y trabajadores de salud, así como de instalaciones hospitalarias en el contexto de la emergencia sanitaria debido a la propagación de la enfermedad por COVID-19, desplegó esfuerzos para organizar una campaña de sensibilización que promueva el respeto y solidaridad", reseña el documento.
Del 23 de marzo al 20 de mayo, la delegación regional de esta organización humanitaria con sede en Ginebra identificó un total de 53 casos de agresiones con 94 afectados directos en 20 estados de la federación mexicana.
"El personal de la salud está, por definición, expuesto al virus en su actividad vital y no debe ser estigmatizado por ello", dice el posicionamiento colectivo.
Con la finalidad de amplificar este mensaje, desde inicios de mayo el CICR se alió con la Cruz Roja Mexicana y el Instituto Mexicano del Seguro Social para asegurar que los trabajadores de la salud estén seguros y puedan atender a las personas afectadas por la enfermedad y para salvar vidas.
Evidencias de ataques
En el mundo existe "evidencia preocupante respecto de un aumento de patrones específicos de violencia contra la asistencia de salud" vinculados con la respuesta en materia de COVID-19.
Entre esas consecuencias están: "acoso, estigmatización y ostracismo, así como ataques directos contra centros de cuarentena y tratamiento".
Las organizaciones exigen que todos los profesionales de la salud tengan un entorno de trabajo seguro; y que "se ofrezca apoyo en materia de salud mental no solo a las víctimas de violencia, sino también a las personas que trabajan bajo niveles de estrés cada vez más altos".
Enfatizan que los gobiernos no deben tolerar la violencia contra la asistencia de salud, subrayan.
Para algunos trabajadores de salud, "su labor en la línea de frente en respuesta a la COVID-19 puede dar lugar a que sus familias y comunidades los eviten o rechacen, por el creciente estrés y el miedo al contagio".
Las tasas de infección del personal sanitario alcanzan el 14% del total de infecciones confirmadas en contextos donde los sistemas de asistencia de salud funcionan razonablemente bien.
En México esos niveles rondan el 20% de contagios en algunas ciudades.