La preocupación crece entre los grupos ecologistas. La irrupción del coronavirus ha hecho que mascarillas y guantes se conviertan en complementos del día a día, como ya eran los pañuelos de papel, las bolsas de plástico o las colillas. Ya sabemos el destino final de estos tres últimos en muchas ocasiones: el suelo. La irresponsabilidad de arrojar al piso cualquier tipo de residuo es lo que provoca la contaminación del mar, donde el 80% de la basura acumulada proviene de la tierra. Así, en tiempos del COVID-19, este acto se repite con mascarillas y guantes, que acaban en el fondo del océano.
Así lo documentó el buceador Laurent Lombard, fundador de la asociación Opération Mer Propre, mientras nadaba en las aguas de la Costa Azul francesa. "¿Este verano, les gustaría nadar con Covid-19? Sabiendo que se han encargado más de 2.000 millones de mascarillas desechables, pronto se corre el riesgo de ver más mascarillas que medusas en las aguas del Mediterráneo", dice Lombard al canal France 3.
En España, el presidente del Aula del Mar, Juan Antonio López, manifestó que el "mar es el gran perjudicado por el uso de mascarillas, guantes y materiales plásticos desechables". Elementos que tardan años en desaparecer y se quedan en los océanos durante décadas. A veces siglos, como la mascarilla quirúrgica, que necesita 450 años para degradarse.