"Esta noche estuve frente a la Casa Blanca cubriendo las protestas cuando distintas unidades de la Policía empezaron a disparar contra los manifestantes. Corrí más cerca para obtener imágenes de lo que estaba pasando y la Policía pronto empezó a disparar lo que creo era una combinación de granadas aturdidoras y balas de goma", informó.
Cuando dijo que era periodista, continuó Roussell, "gritaron 'atrás' y arrojaron lo que creo era una granada aturdidora, lo que me causó tres ronchas muy dolorosas en la cadera y muslo". Luego, agregó, recibió una roncha más en el torso. Esas ronchas causaron sarpullidos.
"Unos segundos después, continué grabando a los manifestantes cuando a ellos les echaban gas lacrimógeno en los ojos, y me dispararon lo que creo era una bala de goma en el gemelo", señaló.
Su herida, añadió la reportera, "de inmediato se puso púrpura" y "empezó a sangrar".
"Un agente de la Policía con el equipo antidisturbios me empujó al suelo y me pasó por encima, me levanté solo después de que un manifestante me ayudara urgiendo a que me levantara rápido. Apenas tuve tiempo para coger mi móvil y la mochila", relató.
Roussell agregó que dejó una prenda de vestir suya en el suelo "para escapar de la siguiente línea de la Policía corriendo hacia nosotros".


"Antes de que fuera baleada, dije verbalmente en varias ocasiones que yo era de la prensa. Además llevaba mi insignia de periodista colgada en el cuello", subrayó.
El 31 de mayo, el corresponsal de RIA Novosti Mijaíl Turguíev fue atacado con gas pimienta en la cara por parte de un oficial de Policía de Minneapolis a pesar de identificarse como reportero, mientras cubría protestas contra la brutalidad policial y el racismo en Estados Unidos.
EEUU vive una ola de manifestaciones ciudadanas por la muerte del afroamericano Floyd, de 46 años, el 25 de mayo en Minneapolis en un episodio de la brutalidad policial, un hecho que fue filmado y rápidamente se volvió viral.
Las imágenes muestran a un oficial de Policía blanco que sujeta a Floyd en el suelo con la rodilla en el cuello durante varios minutos. Floyd repetidamente le dice al oficial de Policía que no puede respirar hasta que queda inconsciente; murió en un hospital poco después.
Las autoridades movilizaron a la Guardia Nacional y declararon el toque de queda en varias ciudades de EEUU para frenar las protestas que en múltiples ocasiones derivaron en desórdenes, saqueos y vandalismo.