"La amenaza de Trump de sacar el Ejército a las calles evidencia un absoluto desprecio de los derechos humanos (…) La presencia de militares en la calle con armas de guerra puede sin duda dar paso a que se produzca nuevos casos de vulneración de Derechos Humanos, de vulneración del derecho a la vida", indicó Devoe a Sputnik.
En Washington DC las imágenes de diversas agencias de noticias muestran tanques de las Fuerzas Armadas en varias esquinas, y el despliegue de la Guardia Nacional en 15 estados del país.
Para el experto en derechos humanos, la forma de responder al descontento de la población por "la política histórica de exclusión contra las minorías en Estados Unidos no puede ser lanzar al Ejército a las calles con armas de guerra".
"Si en algo se ha avanzado en el mundo es en la necesidad de adecuar la respuesta de los órganos de seguridad a un equipamiento especializado, a una acción especializada que no la tiene el Ejército", indicó.
El Ejército de Estados Unidos, expuso Devoe, "es famoso por los casos de tortura, de violación a los derechos humanos, a la integridad personal que hemos podido evidenciar por parte de esa fuerza brutal".
Problema estructural
El pasado 25 de mayo el policía Derek Chauvin ahogó al afroamericano George Floyd en Minneapolis, tras apretar su cuello con la rodilla, y todo quedó documentado en un video en el que se escucha a la víctima pedir auxilio.
La autopsia oficial calificó el hecho como un homicidio.
Lavoe insistió en que no puede verse el suceso como algo aislado, y aseguró que se trata de una muestra de lo que afrontan las minorías en Estados Unidos.
"Lo que estamos viendo es la muestra palpable, más pública de lo que es la grave situación estructural de los derechos humanos que enfrenta ese país que pretende constituirse como el revisor universal de los derechos humanos, pero que no tiene ninguna autoridad moral", agregó.
Una evidencia de ello, señaló Devoe, es que Estados Unidos no ha ratificado la mayoría de los instrumentos internacionales de derechos humanos y tampoco reconoce ninguno de los procedimientos de denuncias que existen en el sistema de las Naciones Unidas, por lo que sus habitantes no pueden acudir a ese foro si sienten que sus derechos son vulnerados.
En cuanto a la acción policial, sostuvo que se trata de un factor muy importante, pero detrás de eso hay una política de Estado contra afrodescendientes y migrantes que ha quedado en evidencia durante la gestión del presidente Trump, especialmente por su discurso que calificó de racista y supremacista.
La respuesta internacional, opinó, dejó muchas interrogantes en especial "¿qué hubiese pasado si un hecho similar se hubiese registrado en países como Venezuela, Cuba o Nicaragua?".
A su juicio serían múltiples los comunicados, pronunciamientos y debates que se darían entorno al tema si un hecho similar se hubiese registrado en alguno de esos tres países, y condenó especialmente el silencio que ha mantenido la Organización de Estados Americanos (OEA).