Maquillaje
Los astros se alinearon el pasado 20 de junio en Ecuador. Hubo noticias que se entrelazaron unas con otras, para todos los gustos, y el contexto fue el mismo: la actual pandemia del coronavirus.
Por lo cual, el rechazo se producía en momentos en que el número de contagios y muertes a causa del virus no hacía más que aumentar. Tanto el alcalde de Quito, como la prefecta de la provincia de Pichincha, habían pedido ampliar el teletrabajo hasta julio.
Pero no terminaba allí la cosa ese día. La Alianza por los Derechos Humanos de Ecuador lanzaba una denuncia inquietante: "Situación crítica de las personas privadas de libertad en el Ecuador: 727 contagiados y 23 personas fallecidas por COVID-19 […]. Las organizaciones de derechos humanos exigimos al estado ecuatoriano realizar todas las acciones posibles para evitar muertes y más contagios por COVID-19 dentro de los centros de privación de libertad". También denunciaba que no existe un presupuesto asignado específicamente para atender la emergencia sanitaria en las cárceles ecuatorianas.
También como respuesta a los tropiezos de funcionarios en entrevistas internacionales, como los del portavoz de Lenin Moreno Juan Sebastián Roldán y la ministra de Gobierno, María Paula Romo, en CNN, y a la divulgación de información que pone en tela de duda la efectividad de la acción gubernamental en la pandemia.
El analista internacional Pablo Jofré Leal apunta a que en la labor del presidente de un país se plantea una dicotomía: o hace el trabajo para tener relaciones públicas y una imagen pulida y destacada, o trabaja para lograr que el país consiga sortear las dificultades que tiene.
"Esta dicotomía, en el caso de Lenín Moreno claramente parece estar más enfocada a que su imagen no sea deteriorada, a que las negligencias, el mal trabajo que lleva a cabo en función del combate a la pandemia, trate de ocultarse en base a un trabajo de relaciones públicas".
El también periodista señala que ese tipo de trabajos por el cual ha sido contratada la empresa norteamericana, puede hacerlo con un coaching, o también los propios profesionales de una administración del Estado, y no "una empresa extranjera para que haga una función de mejoramiento de relaciones públicas, un mejoramiento de la imagen [del presidente], para seguramente favorecer los intereses de los grupos políticos que están con Lenín Moreno, no el beneficio de la población. Esto es muy grave", remacha Pablo Jofré Leal.