Hasta el final del año corriente, cerca de una decena de estos sistemas 'espía' serán puestos al servicio de las tropas de paracaidistas, en particular, en las unidades de asalto aéreo de Ulán-Udé y Ussuriisk, en el Lejano Oriente de Rusia, detalló el Ministerio de Defensa del país.
El complejo de monitoreo es capaz de funcionar incluso en condiciones de batalla. Esto es posible gracias a sus varios tipos de sensores: sísmicos, magnetométricos e infrarrojos. Es capaz de seguir trabajando incluso se si encuentra a una distancia de cinco kilómetros de una explosión.
El 1K144 puede utilizarse por 30 días de manera ininterrumpida y, según las estimaciones, puede utilizarse por cinco años. Es significativamente pequeño, no supera los 20 centímetros y su peso va de 150 a 600 gramos, de acuerdo con su configuración.
El dispositivo se instala bajo tierra y puede ser utilizado literalmente bajo los pies del enemigo. La información se transmite a una consola de operador portátil o a una estación de trabajo.