Se puede hacer un pedido solo a través de quioscos digitales. Para simplificar y acelerar el procedimiento, KFC ha implementado un sistema de identificación biométrica en todos los dispositivos: la imagen del rostro se convierte en un código digital individual. El código permite al visitante, una vez registrado, no sacar la tarjeta para pagar el pedido en las próximas visitas. Asimismo el sistema reconoce al visitante y le ofrece sus platos favoritos basándose en su historial de pedidos.
Además hay un quiosco SOS especial que permite llamar al gerente del restaurante en caso de que se necesite ayuda.
Parte de la cocina del restaurante está abierta: los visitantes pueden ver cómo se prepara el pedido y se mueve a lo largo de la cinta transportadora, y luego una mano robotizada lo coloca en una celda donde se almacena por no más de 10 minutos.

La celda se abre automáticamente mediante el reconocimiento facial, que también se instala en las máquinas automáticas de bebidas calientes. De esta manera, solo el propio comprador puede recoger la comida. El restaurante tiene un menú completo de KFC sin incluir el helado de cucurucho, la cerveza y la limonada.
La empresa asegura que no almacena los datos personales de los usuarios. El usuario no introducirá sus datos en el sistema, el perfil temporal creado para realizar un pedido se eliminará después de que se emita la orden.
"Nuestro restaurante del futuro será una respuesta a los desafíos de la nueva realidad, donde la seguridad y la reducción del número de contactos se está convirtiendo en un factor importante de la hospitalidad moderna y una garantía de estabilidad empresarial", comentó Raísa Poliakova, la directora general de KFC en Rusia y la CEI.