Se trata de unos cazas operados por control remoto, que en esencia se convirtieron en drones para realizar distintas pruebas y entrenamientos. Según informa el medio Military Watch Magazine, el Pentágono planea seguir con esta modificación con el resto de la flota de los cazas F-16.
De tal modo, se espera que se puedan simular las prestaciones de vuelo de los cazas rusos Su-30SM y los chinos J-10B, destaca el medio. Un programa similar fue llevado a cabo en el pasado con los cazas F-4 Phantom de la época de la guerra de Vietnam.
Sin embargo, al ser considerablemente más avanzados en términos de aviónica y electrónica, los F-16 son más fáciles de convertir en drones. El medio indica que el surgimiento de los QF-16 podría ser un indicio de la edad de este modelo.
Incluso, en la actualidad tiene unas prestaciones de alto nivel, pero la Fuerza Aérea de EEUU ya se está abasteciendo con su reemplazo: el caza F-35A de la quinta generación. Con ello, el país norteamericano sigue ofreciendo a sus aliados los cazas F-16V que básicamente tienen la estructura del avión original con una electrónica y equipamiento modernos.
A pesar de que no se trate de una aeronave de la última generación, sus capacidades siguen siendo suficientes contra objetivos blandos, como los insurgentes del Oriente Medio y Asia Central.
Además, sus bajos costes de mantenimiento y horas de vuelo lo convierten en una opción atractiva para países con presupuestos más pequeños.