A principios de diciembre de 2019, antes de que el coronavirus se convirtiera en una amenaza global, las estimaciones de crecimiento económico para Latinoamérica en 2020 ya eran poco auspiciosas.
Sin embargo, esas prospecciones empezaron a alejarse de los escenarios posibles ni bien el virus fue considerado pandémico y terminaron de descartarse a fines del mes de mayo, cuando la zona se convirtió en epicentro del brote.
"Las expectativas que la CEPAL hacía respecto al desempeño de las economías latinoamericanas y caribeñas antes de la pandemia no eran muy optimistas. Se hablaba de la necesidad de hacer cambios, de elevar el valor agregado de los productos que elaboramos, de depender menos de las materias primas", explicó a Sputnik María Cristina Rosas, doctora en Relaciones Internacionales y en Estudios Latinoamericanos.
La situación fue empeorando a tal punto que las proyecciones actuales ubican la caída en alrededor de 5,6% de acuerdo al organismo de Naciones Unidas. Incluyen, además, un cierre de 2,7 millones de empresas formales y la pérdida de 8,5 millones de empleos.
Para la experta consultada, las situaciones más graves son las de Brasil y México, donde la crisis sanitaria ubicó a las naciones en segundo y cuarto lugar respectivamente, en el podio de mayor cantidad de muertos. En estos casos, agregó, la estrategia a nivel económico y social tampoco fue fuerte, lo que dejó a las dos mayores economías de la región en los peores lugares ante la pandemia.
"No veo, por ejemplo, un esfuerzo concertado entre México y Brasil, que sería esencial dado que son las dos economías más importantes y tienen fuerte incidencia en sus respectivas regiones. No creo que se vaya a producir porque hay demasiadas diferencias ideológicas y políticas entre los gobiernos. En la medida en la que estamos tan divididos es muy difícil concertar una estrategia de salud y por supuesto una salida económica para esta crisis", agregó.
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