Gran parte de los brotes detectados recientemente en el país se originó en celebraciones nocturnas, en locales cerrados o terrazas donde los participantes tienden a ignorar la distancia de seguridad y no llevar mascarilla.
Pese a que el entorno laboral y de convivencia también genera contagios, tanto las fiestas privadas como las concentraciones de personas en bares y discotecas son culpables de una buena parte de este incremento.
En algunos casos, los focos con origen en estos ambientes superan el centenar de casos de COVID-19 asociados.
"Los más graves están vinculados con centros de ocio nocturno. Están aumentando y son de una magnitud importante. Por eso quiero apelar a la responsabilidad de los ciudadanos de todas las edades", advirtió en rueda de prensa el 23 de julio la portavoz del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, María José Sierra.
Sierra recordó a la población que uno de cada tres de los nuevos contagios en España se produjo en el ámbito social, en reuniones entre amigos y familiares, pero también en grandes fiestas y encuentros en locales cerrados.
En concreto, los contactos sociales sin respetar las medidas de prevención del virus dieron lugar a un 32% de los diagnósticos más recientes, unos 900 desde que terminaron las restricciones y el confinamiento a finales de junio.
Vuelven las restricciones para frenar el virus
Ante este escenario, los gobiernos de algunas regiones optaron por adoptar medidas para restringir la actividad nocturna de la población y frenar el aumento de casos por coronavirus.
Murcia ordenó el cierre de los accesos y las salidas en el municipio de Totana, de unos 32.000 habitantes, y prohibió el ocio nocturno a raíz de un foco de infección que obligó a cerrar cuatro discotecas y suma ya 85 positivos.
En Andalucía, el Gobierno estudia limitar e incluso prohibir las concentraciones callejeras para beber —conocidas como botellones— y otro tipo de festejos nocturnos.
La administración andaluza llegó a realizar más de 2.000 pruebas de laboratorio PCR para tratar de diagnosticar a todos los participantes y sus contactos.
En Aragón, una de las regiones con más brotes, los contagios originados en encuentros entre adolescentes provocaron que el Gobierno limitara la apertura de locales hasta medianoche, prohibiera la bebida en la calle y las reuniones de más de 10 personas.
También en Cataluña sigue proliferando el COVID-19, especialmente en el área de Barcelona, donde el Gobierno ordenó el cierre de discotecas y limitó horarios y aforo.
En la isla de Mallorca también se decretó el cierre de bares de algunas de las calles más turísticas ante el descontrol y los incidentes protagonizados por grupos de turistas.
El sector reclama más control y denuncia su estigmatización
El anuncio de restricciones por todo el país puso en alerta al sector del ocio y la hostelería, que defienden las medidas de seguridad que aplicaron a marchas forzadas sus negocios y señalan a los encuentros callejeros y privados como culpables de la mayoría de brotes.
Piden evitar que se estigmatice una actividad empresarial en una situación crítica a raíz de la pandemia que registra niveles de facturación del 30% con respecto al año anterior.
En Barcelona, donde se aplicaron de momento algunas de las medidas más estrictas del país, los propietarios se plantaron ante la clausura de sus locales y preparan una protesta multitudinaria para el próximo 29 de julio.
"Estamos a las puertas de un golpe letal y definitivo que no podemos permitir de ninguna manera. No podemos aceptar que se nos cierre, más allá de los territorios, zonas o locales concretos en los que ha habido alguna incidencia", afirmó el secretario general de La Federación Catalana de Asociaciones de Actividades Recreativas Musicales (Fecasarm), Joaquim Boadas.
Ante un escenario de medidas todavía más restrictivas y el eventual cierre de negocios, el sector propone a las administraciones que implanten un registro sanitario en los locales de ocio.
Se trata de una herramienta que permitiría "contribuir y facilitar la capacidad de detección temprana y trazabilidad de posibles contagios con las autoridades sanitarias", defiende la Federación de Empresarios de Ocio Nocturno.
"Es injusto y arbitrario asignar los rebrotes de las celebraciones multitudinarias de los éxitos deportivos, la proliferación de los botellones, los guateques desmadrados en las casas, las fiestas privadas (...) cuando el ocio reglado e inspeccionado es el único muro de contención frente al ocio descontrolado", concluyen los empresarios.