"Realizó una extraordinaria labor de promoción de la música cubana. Fue autor de múltiples notas y reseñas de discos, conciertos y obras musicales. Gestó y promovió producciones discográficas. Asesoró a la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales) y a otras instituciones de la música. Trabajó incansablemente en la radio como guionista y crítico", subraya una nota publicada en el sitio web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Poemas de Ariel han sido traducidos a varios idiomas y aparecen en muestras y antologías de la poesía cubana contemporánea, además de ser merecedor en dos oportunidades el Premio Nacional de Poesía de Cuba Julián del Casal (1997 y 2004), y el Premio Nacional de la Crítica (2002 y 2006).
Entre 2007-2008 dirigió la Revista de Música Cubana, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Destacó además por sus dibujos y diseños, que han ilustrado libros y revistas, portadas de discos, y carteles cinematográficos.
Sigfredo Ariel legó a la posteridad sus poemarios Los peces y la vida tropical, El cielo imaginario, El enorme verano, Las primeras itálicas, Hotel Central, Manos de obra, Escrito en Playa Amarilla, Born in Santa Clara y Objeto social, entre otros destacados títulos.
Son antologías de su obra: La luz, bróder, la luz (La Habana, 2010), El arte perdido de la conversación (Monte Ávila, Caracas, 2010) y Ahora mismo un puente (Madrid, 2011).