Los pescadores avistaron el animal cuando salían a pescar en Vladivostok, extremo oriente de Rusia. El bebé nutria estaba en una piedra en el medio del río y llamaba por su madre.
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Los hombres decidieron no interferir con la naturaleza, así que solamente pusieron un tronco desde la orilla hasta la piedra para que el pequeño pudiera pasar a la tierra firme si lo deseaba. Al volver de la pesca, notaron que el animal se encontraba en el mismo lugar, por lo que decidieron llevarlo con unos especialistas.
El bebé nutria estaba tan agotado que ni siquiera era capaz de sostener la cabeza por su cuenta, pero un zoológico local se encargó de alimentarlo y abrigarlo.
De momento, los veterinarios no hacen pronósticos acerca de la vuelta a la naturaleza de la nutria, la cual fue bautizada Roman. Todo dependerá de la capacidad del animalito de sobrevivir por cuenta propia.