El 6 de julio Cancillería argentina anunció que junto al Ministerio de Agricultura de China el Gobierno está avanzando en un proyecto de producción de carne porcina de inversión mixta entre empresas chinas y argentinas.
El periodista de agro argentino Matías Longoni, que está a favor del proyecto, señaló a Sputnik que "se habla de que van a instalar 20 granjas en total en un mediano plazo. Cada una de las granjas tendría entre 12.000 y 15.000 madres, y frigoríficos integrados". Argentina estaría "casi duplicando su producción de carne porcina, las 800.000 toneladas actuales podrían llevarlas a 1,6 millones de toneladas", agregó.
Con el excedente, Longoni opina que Argentina podría incentivar el consumo interno, "pero básicamente toda la producción estaría orientada a suplir a China".
"En vez de exportar soja para que los chinos engorden los chanchos allá, los engordamos acá. En vez de exportar un producto de 300 dólares por tonelada, exportamos carne porcina que vale 3.000 dólares la tonelada", explicó Longoni.
La Asociación Argentina de Productores Porcinos estima que se trata de una inversión total de entre 2.500 y 3.000 millones de dólares, según los números citados por Longoni. Sin embargo, las estimaciones del Ejecutivo son mayores, según iProfesional manejan una cifra de 5.000 millones de dólares.
La iniciativa ha despertado las protestas de los ambientalistas, quienes se nuclearon bajo la consigna "No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias".
¿En qué consiste el proyecto?
China apunta a recuperar el stock de carne porcina que perdió tras el sacrificio de cerdos que realizó en 2019 tras un brote de peste porcina africana que provocó la pérdida de aproximadamente 40% del ganado porcino. La posterior escasez de productos derivó en la decisión de invertir en granjas para criar los animales fuera de China.
Según Longoni, la intención del Gobierno es que las granjas se radiquen en "zonas un poco favorecidas económicamente, zonas agrícolas pero más marginales", donde haya acceso a maíz, que su utiliza para alimentar a los cerdos. Podrían ser Chaco, Salta, Tucumán, Santiago del Estero.
¿Por qué los ambientalistas están en contra?
Los ambientalistas advierten que hacinar animales en grandes granjas industriales podría desatar la propagación de nuevos virus altamente contagiosos y generan focos de contaminación. Además, denuncian que ese modelo agroindustrial es cruel e insustentable.
"Se convierten en un caldo de cultivo de virus y bacterias resistentes. Una vez que un microorganismo muta, se fortalece y puede provocar nuevas infecciones con daños incalculables. Como consecuencia, hay que tomar medidas como el confinamiento de una gran parte de la población mundial o la matanza de miles de millones de animales", aseguran.
Los ambientalistas advierten sobre otro punto crucial para el bienestar social: la salud de la población. Aseguran que la instalación de las granjas pone en riesgo la salud colectiva, al igual que en 1996 la puso la introducción de soja transgénica, proyecto encabezado por el actual canciller, Felipe Solá, en ese entonces secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca.
"Esas semillas solo crecen en combinación con un paquete de venenos aumentando el uso de agrotóxicos en un 1.400 % en casi 25 años de agronegocio transgénico. Esa soja que hoy ocupa el 60% de la tierra cultivada del país, que empuja el desmonte en las provincias del norte volviéndonos uno de los 10 países con más deforestación del mundo, y que luego es exportada a países como China para alimentar animales como los cerdos", se lee en la proclama.
Sobre el riesgo de que la cría de cerdos conlleve la aparición de enfermedades, Longoni aseguró que "por supuesto que implica un riesgo pero si se hacen bien las cosas y hay controles y funciona todo como debería funcionar, no tendría por qué crecer ese riesgo".
Además, indicó que "según las autoridades sanitarias el mayor riesgo [de que llegue la gripe porcina africana a Argentina] está en tráfico de hombres, no en la genética porcina. Han detenido gente con patitas de chancho que venían de China para regalarle a sus familiares. Ahí puede estar el virus, no en la genética. Entonces exagerar la situación es de mala leche [mal intencionado]".