"En estos días pienso a menudo en el Líbano. La catástrofe del martes pasado llama a todos, empezando por los libaneses, a colaborar por el bien común de este amado país (...) Renuevo además el llamamiento para una ayuda generosa por parte de la comunidad internacional", dijo el Pontífice en el sermón tradicional del domingo.
El Papa recordó el Líbano siempre ha sido "el fruto del encuentro de varias culturas, que ha surgido con el tiempo como modelo de convivencia".
"Ciertamente esta convivencia ahora es muy frágil, lo sabemos, pero rezo para que, con la ayuda de Dios y la leal participación de todos, pueda renacer libre y fuerte", declaró.
Asimismo llamó a la Iglesia en el Líbano a "estar cerca del pueblo en su Calvario, como está haciendo en estos días, con solidaridad y compasión, con el corazón y las manos abiertas al compartir".
Al menos 158 personas murieron, más de 6.000 resultaron heridas y unas 300.000 se quedaron sin techo después de que 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas de forma inadecuada desde 2014 en el puerto de Beirut, detonaran el 4 de agosto.