"Creemos que se trataba de un suicida. Excepto un diente encontrado que pertenecía al individuo de 20 años, no hay otras evidencias que ayuden a establecer su identidad", dijo la magistrada en la lectura de la sentencia por este crimen.
Rafik Hariri murió en un atentado en Beirut el 14 de febrero de 2005, cuando el convoy en el que se trasladaba quedó destrozado al explotar a su paso un camión cargado de explosivos. El suceso dejó también otros 22 muertos y más de 200 heridos.
Por su parte, el juez David Re afirmó que el movimiento libanés Hizbulá y Siria podrían haber tenido motivos para asesinar a Hariri, aunque no hay pruebas de su implicación.
"Siria tenía cierta influencia en la vida política del Líbano tras concluir la guerra civil. La comunidad drusa liderada por Walid Jumblat, los cristianos y los miembros del movimiento de Hariri se oponían a la presencia militar siria y su rol en los asuntos internos", argumentó Re.
El juez recordó que en septiembre y diciembre de 2004 los seguidores de Hariri efectuaron movilizaciones contra la presencia siria. Un último acto similar, dijo, tuvo lugar poco antes del asesinato.
Re indicó que la única conclusión lógica a la que se llega tras el estudio de las evidencias es que Hariri fue vigilado desde octubre de 2004 hasta el día de su muerte.
"Si bien el seguimiento que se le hacía últimamente estaba relacionado con su asesinato, el tribunal no puede afirmar que toda la vigilancia era parte del plan para asesinarle", puntualizó.
Varios políticos libaneses consideran que la investigación del asesinato de Hariri está politizada y dirigida contra el movimiento chií Hizbulá.
Hizbulá.
Los acusados del crimen son Asad Sabra, Huséin Oneissi, Salim Ayyash, Hasán Habib Merhi, todos integrantes de Hizbulá.
Anteriormente, el principal implicado en el caso era un miembro de la formación chií Mustafa Amine Badreddine, quien murió durante los combates en Siria.
