Balasso estaba paseando con su amiga Alessandra por el sendero que pasa a lo largo del lago de Andalo, cuando "de repente se rompió un ramo y a unos 25 metros apareció la silueta de un oso", citó el diario al carabinero.
El joven militar contó que el plantígrado se acercó a la pareja, "me olió, me dio dos mordiscos ligeros en la rodilla izquierda, como para probarme. Cuando moví la pierna, me saltó encima. Luché, traté de evitar las mordidas, pero cuando me puso los dientes en el cuello, pensé que sería el último momento de mi vida".
Balasso recibió varias heridas en el abdomen y en la cabeza, afortunadamente no muy graves.
La muchacha logró escaparse y llamó la Policía, mientras algunos paseantes trataron de espantar el oso y Balasso, apenas se despegó del animal, se acurrucó, se cubrió la cara y permaneció inmóvil hasta que el peligro pasó.
En los meses anteriores el oso ya se había acercado varias veces a los excursionistas en los bosques locales y había penetrado en los centros habitados.
Según declaró Maurizio Fugatti, presidente de la provincia, donde se produjo el accidente, el problema de la convivencia entre el hombre y los animales se hace cada vez más preocupante: "Ahora todo se resolvió de manera positiva, pero el problema del número elevado de los ejemplares presentes en Trentino permanece".