El burofax del argentino cayó como un jarro de agua fría entre los aficionados del Barça en todo el mundo, que no ven a Messi con otra camiseta que no sea la del equipo en el cuál debutó y con el que ha ganado todo a nivel de clubes, entre ellos seis veces el Balón de Oro, el más prestigioso galardón individual del fútbol mundial.
Messi sigue siendo Messi, el jugador que más atemoriza a las defensas rivales y la inmensa mayoría de los equipos del mundo quisieran tenerlo en su plantilla, pero solo unos pocos pueden soñar con esa realidad, porque, aunque salga gratis del Barcelona, su salario cercano a los 100 millones de dólares anuales, es un lujo que no está al alcance de cualquiera.
El Bayern, la última gota
En los cuartos de final de la Champions, el Barcelona se tropezó con el intratable Bayern Múnich, a la postre campeón del torneo, y los bávaros sacaron la luz todos los defectos del equipo que entonces dirigía Quique Setién, un entrenador que no llenaba los ojos de casi nadie en el Barcelona, pero que, pese a todo, la directiva optó por contratar cuando despidió a Ernesto Valverde.
El 8-2 de Lisboa fue lapidario. Messi se escurrió al vestuario tras la soberana paliza y nunca dio la cara tras la derrota. Solo Gerard Piqué salió a escena para decir que si el barcelonismo lo consideraba, estaba dispuesto a dejar el equipo. Y cargó contra la directiva, a la que culpó por el pésimo resultado del equipo que tiene los salarios más altos del mundo del fútbol, además de una plantilla envejecida, acostumbrada a vivir a la sombra de Messi: el dios cuando gana y el villano (nunca para la mayoría) cuando pierde.
Koeman, al que trajeron para que hiciera una limpieza a la que nadie se atrevió antes, llamó a Luis Suárez, el mejor amigo de Messi en el club y le dijo que no contaba con él para el próximo curso. Que se buscara equipo. Aunque eso de buscarse equipo parezca un imposible, porque el uruguayo gana unos 35 millones de dólares al año, una cantidad que casi nadie puede asumir, y menos por un jugador de 33 años, que viene de un año de lesiones.
Las formas de Koeman y las filtraciones de la directiva, además de unas palabras del presidente Josep María Bartomeu, quien culpó a la directiva por el 8-2, terminaron con la paciencia de Messi, quien decidió buscarse la vida lejos de Barcelona.
¿La culpa... de quién?
Aunque la afición defiende ciegamente al jugador y la mayoría de los medios de prensa también, el argentino tiene responsabilidad en el accionar del Barcelona. Si bien los ocho goles no solo los encajó Messi, él es el capitán y la gran figura de un equipo que en los últimos años ha ido de bandazo en bandazo, con actuaciones hilarantes en la Champios, donde fue eliminado una y otra vez.
Para muchos, el verdadero culpable es Bartomeu y la junta directiva, cuya renuncia piden a gritos desde cualquier parte, para ver si la cabeza del presidente calma la furia del futbolista y decide darle marcha atrás a su plan de terminar su carrera en otro equipo.
El presidente, que hace semanas convocó elecciones para marzo de 2021, no tiene intenciones de dimitir, porque eso significaría que tendría que hacerse responsable por las pérdidas del club, y casi seguro no querrá enfrentar un proceso legal y mucho menos poner de su bolsillo un monto que equilibre las cuentas del club.
Posibles destinos
Si Messi dijo que se iba, casi seguro que ya tiene amarrado algo con algún club, o con más de uno, porque nadie se aventura a dar un paso como el del argentino, sin tener algo en la mano. Eso sí, el listado de sus posibles destinos se puede contar con los dedos de una mano.
Hasta ahora solo se filtraron los nombres de algunos clubes: el Inter de Milán, PSG, Manchester City, Manchester United y Chelsea, aunque ya se dice que habló con su exentrenador, Pep Guardiola, para irse al City, necesitado de una estrella que haga olvidar el varapalo de la eliminación en Champions ante el Olympique de Lyon, además de facilitarle las cosas para ganar una lid continental.
El City tiene dinero, petrodólares, lo mismo que el PSG, cuyo entrenador, Thomas Tuchel, dijo recientemente que a cualquiera le gustaría contar con Messi, quien de irse a París se volvería a encontrar con sus amigos Neymar Jr. y Ángel Di María, donde formaría un ataque de ensueño con el brasileño y Kylian Mbappé.
Hasta ahora, se sabe que Messi pidió irse gratis y apeló a una cláusula en su contrato que establece la posibilidad de marcharse cada años, siempre y cuando lo anuncie como límite el 10 de junio, pero 2020 fue un año atípico y el jugador alega que se puso esa fecha porque para entonces ya estaría terminadas todas las competiciones. Y que, como se acabaron en agosto, toca en agosto tomar las determinaciones.
Al final, como casi siempre ocurre, si quiere irse, se irá, pero es poco probable que lo haga gratis, aunque tampoco previo pago de su cláusula de rescisión. Eso sí, su marcha será un golpe duro para el FC Barcelona y marcará un antes y un después en el mundo del fútbol. Vivir para ver.