Sin embargo, en Estados Unidos, Brasil, Colombia, Perú, Argentina y México esto no parece ser ya una noticia. En casi dos meses, Latinoamérica, que el 1 de julio contaba poco más de 2.620.000 casos, sumó otros 4.266.000 positivos.
A pura negación, gran parte de la región se está creando su propia epidemia dentro de la pandemia, y lo hace con una total transgresión de las normas de cuidado personal, y para el prójimo.
Así es como se siguen registrando curvas ascendentes en materia de contagio. Esta semana, Latinoamérica alcanzó los 6.888.403 contagios, superando en más de un millón de casos a Estados Unidos, la nación con mayor cantidad de positivos.
Riesgosos desconfinamientos
El último país de la región en ingresar a la vanguardia del penoso ranking es Argentina, que al principio logró retrasar la propagación masiva, aunque sólo por un mes.
El propio presidente Alberto Fernández preguntó, días atrás en una rueda de prensa, "¿de qué cuarentena me hablan?", en alusión a las miles de personas que a diario transgreden el decreto de aislamiento preventivo obligatorio por él firmado hace 160 días y que, en teoría, todavía rige.
El movimiento en la Ciudad de Buenos Aires es intenso, a pesar de haber superado los 87.500 contagios en un universo de 2,8 millones de habitantes.
Es en virtud del accionar de grupos anticuarentena, que convocan a movilizaciones cada vez más frecuentes, pero también de una crisis económica que obliga a muchos a volver a la calle.
Así lo demuestran los reportes de tránsito vehicular, que informan de aglomeraciones en los accesos a la ciudad en lo que antes considerábamos horas pico.
Y en Chile, donde se habilitó a otras seis comunas de la ciudad de Santiago a entrar en fase de transición de desconfinamiento, en respuesta -según la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell- a una baja sostenida en los contagios.
Ese país sudamericano esta semana superó los 400.000 contagios y se mantiene con la tasa más alta de infección con 2,1 por cada 100 habitantes.
"En demasiados lugares, parece haber una desconexión entre las políticas que se están implementando y lo que nos dicen las curvas epidemiológicas", señaló Etienne.
Decesos
Latinoamérica registró cerca de 17.000 muertes en los últimos siete días a causa del COVID-19.
Para tener una mejor idea, el mismo saldo que se cobra la diabetes durante un año en Colombia o las personas que fallecen en accidentes de tránsito en México en una temporada. O los que mata la contaminación del aire en Corea del Sur o la sepsis en España, en el mismo período de tiempo.
Un sondeo de la empresa Ipsos, publicado esta semana por el diario El Comercio de Perú, reveló que un 67% de los peruanos afirmó haber conocido personalmente a un paciente fallecido por el nuevo coronavirus, una cifra mayor en 23 puntos porcentuales a la registrada en junio (44%).
En Paraguay, el Sindicato de Médicos pidió a la población que cumpla con las medidas sanitarias para evitar contagios de COVID-19, porque asegura que si hay una propagación masiva las camas disponibles en hospitales no serán suficientes.
"Desear que el virus desaparezca no funcionará, esto solo dará lugar a más casos, como hemos visto en las últimas seis semanas", señaló la directora de la OPS, y describió mejor que nadie el comportamiento de una región que parece dispuesta a pasar meses corriéndose su propia cola.