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La maldición de la corrupción: casi todos los gobernadores de Río pasaron por la cárcel

© REUTERS / Ricardo MoraesEl estadio de Maracaná en Río de Janeiro, Brasil
El estadio de Maracaná en Río de Janeiro, Brasil - Sputnik Mundo
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RÍO DE JANEIRO (Sputnik) — Habrá quien piense que es una maldición, quizá un hechizo en el Palacio de Guanabara. Pero lo cierto es que quien atraviesa sus amplios pasillos y se sienta en el sillón de gobernador de Río de Janeiro acaba sucumbiendo.

Este 28 de agosto, la Justicia apartó al gobernador Wilson Witzel de su cargo por corrupción. Cinco de sus antecesores también tuvieron querencia por el dinero ajeno.

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La operación desencadenada este 28 de agosto fue bautizada como "Tris In Idem", en referencia al hecho de que Witzel es el tercer gobernador que utiliza esquemas semejantes para desviar dinero, a través de contratos irregulares con empresas del sector de la salud.

En los últimos cuatro años, los cinco últimos gobernadores de Río de Janeiro pasaron por la cárcel en algún momento: Sérgio Cabral, Luiz Fernando Pezao, Wellington Moreira Franco, Rosinha Garotinho y Anthony Garotinho. Todos ellos responden ahora en libertad, excepto Cabral, que confesó sus crímenes y acumula casi 300 años de condena.

Una historia que viene de lejos

  • Moreira Franco era una de las figuras más importantes del Movimiento Democrático de Brasil (MDB), el partido del expresidente Michel Temer (2016-2018). Lo hizo prácticamente todo, fue alcalde, diputado y ministro, y gobernador de Río entre 1987 y 1991. Fue detenido en marzo de 2019 en el marco de una operación que investigaba pagos de coimas a Temer y su entorno relacionadas con unas obras en la central nuclear de Angra dos Reis.
  • Anthony Garotinho (1999-2002) y Rosinha Garotinho (2003-2007) son marido y mujer y se turnaron en el cargo. Él fue preso hasta en tres ocasiones en menos de un año, entre 2016 y 2017, por un esquema de compra de votos que montó siendo alcalde de la ciudad de Campos. Su mujer fue condenada por improbidad administrativa por fraudes en la salud cuando era gobernadora.

Los dos forman una de las sagas familiares más esperpénticas de la familia brasileña (su hija, Clarissa Garotinho, también está en la política, es diputada en Brasilia). En una de las primeras detenciones, en 2016, Garotinho se desmayó y fue trasladado a un hospital. Poco después, la Justicia ordenó que se le trasladara a la cárcel, porque en el hospital estaba recibiendo trato de favor. Las imágenes del exgobernador forcejeando en la ambulancia mientras su hija lloraba desconsolada se hicieron virales y dieron pie a numerosos memes y bromas en Internet.

Corrución en la era pre olímpica

Pero la era dorada de la corrupción en Río de Janeiro llegaría en el año 2006, de la mano de Sérgio Cabral (2006-2010), del MDB. Brasil aún vivía un boom económico y Río empezaba a prepararse para los Juegos Olímpicos de 2016 con multitud de obras faraónicas.

Cabral se llevó pellizcos millonarios con cada excavadora que se ponía a trabajar en la ciudad. Desde la reforma del estadio de Maracaná hasta la construcción de una nueva línea de metro. Incluso participó en los sobornos a miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) para garantizar que Río fuese ciudad olímpica.

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Fue detenido en noviembre de 2016, cuando se apagaron las luces de los fastos olímpicos, y sigue en prisión desde entonces. Se enfrenta a 31 procesos y fue condenado en 14 de ellos. De momento ya suma 293 años de condenas. En uno de sus interrogatorios llegó a confesar que el dinero y el poder eran un "vicio".

En las elecciones de 2014, llegó al cargo el que había sido su vicegobernador, Luiz Fernando Pezao (2014-2018), que por lo visto aprendió rápido con su mentor. Bajo su mandato, el estado de Río entró en bancarrota y en noviembre de 2018, poco antes de que terminara su mandato, fue detenido por improbidad administrativa. Estuvo un año preso y ahora sigue en arresto domiciliario, con una tobillera electrónica.

Con todo este panorama, Witzel llegó a las elecciones de 2018 proponiendo un cambio radical y hacer limpieza. Se subió a la ola del bolsonarismo y se presentó ante la opinión pública como alguien limpio, por su pasado de juez alejado de los males de la política. Poco más de dos años después de que diera la campanada y se convirtiera en gobernador por sorpresa, el destino le acerca a la lista maldita de los gobernadores de Río.

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