De hecho, esta suma supera su propia fortuna, que asciende a tan solo 13.500 millones de dólares y se destinaría a la construcción de una de las refinerías de crudo más grandes del mundo. En caso de que sea exitoso, Dangote podría poner fin a una de las ironías más grandes de África, donde el productor de crudo más grande del continente se ve obligado a importar combustible por un valor de 7.000 millones de dólares al año, en lugar de satisfacer sus propias necesidades y las de sus vecinos.
Este no será el primer intento de Nigeria de tener su propia industria de carburantes. Así, en los años 70 este país ya abrió varias refinerías estatales, pero estas tuvieron que ser cerradas debido a que trabajaban a una fracción de su capacidad, indica el medio Bloomberg. El propio Dangote ha emprendido varios intentos: en 2007 compró una de las refinerías estatales, pero el nuevo Gobierno no tardó en revocar la privatización.
Está previsto que al empezar sus operaciones, la planta producirá unos 100.000 barriles diarios, lo cual "podría cambiar las reglas en los suministros regionales", destaca Jeremy Parker, un analista de la consultora londinense Citac. Hay que tener en cuenta que el proyecto aparece en un momento complicado: hay mucha competencia en un mercado que se ve afectado por el desplome en los precios del crudo. De hecho, los márgenes de ganancias para las refinerías están en su punto más bajo desde 2010, afirma Patrick Pouyanne, el presidente de Total SA, y añade que son "absolutamente catastróficos".
Hasta ahora, el proyecto ya ha sido retrasado varias veces. En particular, estaba planeado que fuera inaugurado en 2016, y más tarde en 2019. Ahora, debido a las complicaciones vividas a causa del coronavirus, la puesta en marcha de la planta ha sido pospuesta hasta 2023.