Corría el año 2016 cuando Juan Francisco León Catena compró su nueva casa en Úbeda, un proyecto que ansiaba lleno de ilusión. Una tarde, él y su padre empezaron a realizar obras para ver por dónde se podía empezar con la remodelación y al picar los muros y quitar los ladrillos, observaron que detrás estaba emparedada una portada renacentista construida en el siglo XVI para un antiguo hospital. "Empezamos por la buhardilla, el primer sitio donde lo descubrimos y después, planta por planta, iba apareciendo la portada en toda su proporción", explica a Sputnik su descubridor.
Juan Francisco prefirió no callárselo —como hicieron los antiguos inquilinos que emparedaron la pared— y actuar de manera legal: "Cumplí mi obligación como ciudadano, hice lo que manda el artículo 50.1 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía". La sorpresa vino después cuando las autoridades se negaron a darle el premio que le pertenece a todo aquel que encuentra un hallazgo o un tesoro de este tipo. "El Ministerio de Cultura nos lo denegó sin saber por qué, pues cumplíamos todos los requisitos que se explican en el artículo".
"Cuando eso está emparedado es porque ya lo escondieron, pero algo me decía que lo justo no era callarme, sino comunicárselo al Ayuntamiento, porque era una pena que eso se volviera a tapar después de volver a luz tras tanto tiempo. Ni se me pasó por la cabeza", dice a Sputnik su descubridor.
Ahora, vive 20 metros más arriba, a la espera de que el estudio arqueológico se lleve a cabo una vez que esté entregado el premio. "Tuve que cambiar mis planes de futuro y vender un piso que no tenía en pensamiento vender para comprar una casa que vendían un poco más arriba", dice su descubridor.
El Papa de la época autorizó su construcción
La Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía emitió un informe donde reconocían el evidente valor arquitectónico e histórico de la construcción, explicando que se trataba de la portada renacentista de la fachada sureste de la antigua iglesia del Santísimo Sacramento del hospital del mismo nombre, también conocido como de San Jorge o de Pero Almindes y que data del siglo XIV, concretamente de 1347.
Tal y como explica a Sputnik Juan Francisco, esta portada del Santísimo Sacramento posee una hornacina donde se guardaba la custodia. "Para que esa hornacina se pudiera hacer en la fachada de un monumento que diera al exterior, el Papa de la época tenía que haber dado su autorización porque que se sepa, no hay ninguna portada en España que albergue una hornacina del Santísimo Sacramento al exterior, y esta sí".




Según aparece en los archivos municipales, la portada del antiguo hospital de San Jorge fue mejorada en el siglo XVI por el cantero Gonzalo Martínez de Alarcos y lo hizo a partir de un proyecto del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, que fue el encargado de supervisar los trabajos.
El hospital de Pero Almindes, tal y como narra el autor Miguel Ruiz Prieto en Historia de Úbeda, tomó el título de Hospital pues "en los documentos oficiales de 1542 se le nombra a San Jorge, aunque entre el pueblo solo era conocido por el hospital de Pero Almindes". Así, años más tarde, en 1592, se le nombraba como hospital de los Niños Expósitos del Espíritu Santo y Pobres de Jesucristo. Asimismo, el autor recalca que el fundador lo había dotado ricamente y construido en él una capilla con la advocación del Santísimo Sacramento. Además, comenta, "se curaban enfermos de calenturas".
El autor comenta igualmente que hasta mediados del siglo XVIII "subsistió la casa y capilla de este hospital", que años más tarde se vendió y reformó, quedando sólo del edificio viejo "la pared que da a la calle de San Jorge".
El futuro del inmueble
"La casa está igual que cuando se descubrió, nos dijeron que no tocáramos nada y eso hemos hecho. Todo permanece tal y como estaba el día de su descubrimiento", aclara León, quien critica que las autoridades se demoren tanto en el tiempo y "más cuando es una casa comprada en propiedad".

"Cumples con tu obligación como ciudadano y ¿para qué? Es egoísta por parte de la Administración buscar tanto lío para no querer dar el premio a primera hora y que en este caso nosotros, los descubridores, tengamos que ponernos en manos de abogados y gastarnos un dinero sin necesidad ninguna cuando el dinero del premio no va a ir destinado para mí, sino para todo el mundo porque se pondrá el valor la portada y todos podrán disfrutar de ella", argumenta Juan Francisco. "Veo un perjuicio para todo lo que se pueda descubrir, porque si ese premio lo dan por ley, no sé por qué hay que darle tantas vueltas a una cosa. Esto les perjudica, porque al final quien descubra un hallazgo de este tipo puede acordarse de mi situación e incitar a que se esconda".
A pesar de la demora, Juan Francisco sigue siendo el propietario de la vivienda con lo que puede entrar y "mostrárselo a quien quiera", pero su espíritu de buen ciudadano permanece: "Al final resultaría egoísta por mi parte enseñárselo a quien yo decida. Prefiero que quede abierto para todo el público lo antes posible y que todos puedan disfrutarlo", concluye su descubridor.