Las tres ofensivas que pusieron fin al dominio del imperio de Japón en el Lejano Oriente fueron la batalla de Manchuria, la ofensiva en Sajalín del Sur y el desembarco en las islas Kuriles. El Ministerio de Defensa en vísperas del aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial publicó una serie documentos sobre estas operaciones. Asimismo, publicó fotografías y mapas relacionados con la guerra soviética contra el militarismo de Japón.
Después de que Japón se negara el 28 de julio de 1945 a cumplir con las condiciones de los aliados, la Unión Soviética avisó al Gobierno japonés de que a partir del 9 de agosto los dos países entrarían en guerra.
"El Ejército Rojo, ejército del gran pueblo soviético, entra para ayudar a su aliado, China, y al pueblo amigo chino. Aquí en oriente el Ejército Rojo también alza sus estandartes militares como ejército que libera los pueblos de China, Manchuria y Corea de la opresión y la esclavitud japonesas", decía el mensaje del comandante supremo de las fuerzas soviéticas en el Lejano Oriente, Alexandr Vasilevski, difundido en ruso y chino.
Con el inicio de la ofensiva las fuerzas soviéticas pronto se hicieron con el control de los centros administrativos más importantes de Manchuria —donde desde 1932 existió el Estado títere japonés, Manchukuo—. Los soldados del Ejército Rojo hicieron frente a una fuerte resistencia del ejército de Kwantung. Los militares nipones contaron con un sistema de instalaciones defensivas muy resistentes que protegían el frente y los flancos principales.
La batalla de Manchuria, al detalle
De acuerdo con los documentos desclasificados, los militares japoneses usaban a suicidas. Estos buscaban a los oficiales del Ejército Rojo y los atacaban con armas blancas o se lanzaban contra tanques y automóviles al detonar bombas o granadas que llevaban encima de su cuerpo.
Pese al fanatismo y a recurrir a kamikazes, rara vez alcanzaban su meta porque en muchas ocasiones los soldados soviéticos los neutralizaban con fuego de fusiles, a medida que se acercaban a sus posiciones, señala uno de los documentos históricos recién publicados.
La batalla de Manchuria demostró el heroísmo de los soldados soviéticos: hubo quienes sacrificaron sus vidas para que la ofensiva soviética pudiese continuar. Un ejemplo fue el del zapador y cabo Vasili Kolésnik, quien se acercó a un fortín enemigo para lanzar granadas dentro, lo cual no surtió efecto. Los japoneses siguieron disparando y, para detener el fuego enemigo, tapó la entrada de la tronera con su cuerpo. Es solo uno de los numerosos casos de heroísmo de los militares de la URSS.
Al liberar el Lejano Oriente, las unidades del Ejército Rojo fueron testigos de las consecuencias de los crímenes de guerra cometidos por las fuerzas japonesas durante su retirada. Antes de abandonar la ciudad de Heihe los soldados nipones mataron a sangre fría a los presos políticos en la cárcel de su misión militar.
En el transcurso de las negociaciones, dice el documento, el mariscal soviético Vasilevski señaló en el mapa la localización de los puntos donde los soldados japoneses debían llegar para rendirse. Vasilevski enumeró las divisiones y las unidades del Ejército japonés e indicó qué rutas debían seguir las fuerzas japonesas para llegar a una hora en concreto. Asimismo, mencionó la hora a la que deberían presentarse en dichos lugares para entregar las armas.
"Garantizo buen tratamiento por parte del Ejército Rojo no solo a los altos rangos, sino también a los soldados", dijo Vasilevski, según las actas de las negociaciones.
Entretanto, los militares del Ejército Rojo ayudaron a restablecer el orden y la vida normal en las ciudades liberadas. Gracias a los esfuerzos de los militares de la URSS la parte noreste de China, Manchuria, y la parte norte de Corea fueron liberadas del yugo militarista nipón.
La ofensiva en Sajalín y las islas Kuriles
La ofensiva en la prefectura de Karafuto —Sajalín del Sur— se llevó a cabo entre el 11 de agosto y el 25 de agosto de 1945 y tuvo como meta establecer el control sobre la parte sur de la isla de Sajalín —que antes de 1905 perteneció a Rusia—.
La principal línea de defensa de las fuerzas japonesas fue la región fortificada de Kotón, en la parte norte de Sajalín del Sur. Las condiciones difíciles del terreno excluyeron cualquier posibilidad de flanquear a las tropas japonesas. Tras nueve días de combates violentos, el 19 de agosto de 1945 las fuerzas soviéticas lograron romper la resistencia de los militares japoneses en la línea y la cruzaron.
Tras la ruptura de la defensa de la línea de defensa de Kotón la unidad del teniente Stepán Dorojov tuvo que repeler los contrataques de las fuerzas japonesas que la sobrepasaban en número. La unidad cumplió con su objetivo y no permitió la toma de la estación Kotón. Los documentos también mencionan el caso del capitán Leonid Smirnij, quien murió el 16 de agosto de 1945 en pleno combate rodeado por las tropas enemigas. Según las páginas, causó grandes bajas y daño material al enemigo.
Otro hito en la guerra soviético-japonesa fue la ofensiva en el archipiélago de las Kuriles que se realizó entre el 18 de agosto y el 1 de septiembre de 1945. Las fuerzas del segundo Frente del Lejano Oriente y las de la Flota del Pacífico desembarcaron en la isla de Shumshu —el más septentrional del archipiélago— y dieron inicio a la batalla por las Kuriles.
El desembarco tuvo como objetivo no solo establecer el control sobre Shumshu, sino también no permitir que se retirasen hacia las demás islas del archipiélago. El 19 de agosto de 1945 las tropas niponas empezaron a entregar sus armas en la isla Shumshu.
Los japoneses prestaron una atención especial a la defensa de las islas Shumshu, Paramushir, Onekotán, Mutua, la parte sur de la isla Simushir y la parte norte de la isla Urup. La gestión militar de la Unión Soviética entendía muy bien la importancia de las islas Kuriles como nueva frontera para el país, por eso hizo todo lo posible para controlar este archipiélago.