"Se entiende que Alemania, como rehén de la OTAN, se ve obligada a jugar el papel que le imponen. Pero la tarea de las fuerzas políticas sensatas consiste en estudiar la situación y no permitir que Alemania se arrastre a la campaña antirrusa. El Bundestag debe pedir cuentas a Merkel por el proceder que obstaculiza el desarrollo de relaciones amistosas entre los pueblos de nuestros países", dijo Volodin, citado por la oficina de prensa de la Duma.
"Parece que a la Unión Europea y a los Estados de la OTAN no les gusta que la economía rusa se fortalezca de año en año, que aumente la influencia de Rusia sobre los procesos mundiales y que Rusia mantenga una posición independiente y esté dispuesta a defenderla. Ellos no quieren que nuestro país sea fuerte", subrayó Volodin.
El 2 de septiembre, la canciller alemana declaró que un laboratorio especial del Instituto de Farmacología y Toxicología de la Bundeswehr (Defensa Federal) concluyó, tras analizar las muestras tomadas a Navalni, que el opositor fue envenenado con una sustancia neuroparalítica del grupo Novichok. Merkel calificó de deprimente esta noticia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, al comentar la declaración del Gabinete de Ministros alemán, señaló que la parte rusa está esperando la respuesta de Berlín a la solicitud de la Fiscalía General de Rusia sobre la situación en torno a Navalni.
El científico ruso Leonid Rink, participante directo en el desarrollo del Novichok, dijo a Sputnik que los síntomas de Navalni no se parecen en absoluto a los que provoca el envenenamiento con ese agente.
"Los intentos de atribuir la intoxicación de Navalni al uso del Novichok son una absurdidad política", declaró y expresó su seguridad de que la parte alemana no presentará pruebas que confirmen el envenenamiento.