"Interceptamos una conversación interesante —se la pasaré para que la lean, la prepararemos y la enviaremos al FSB [Servicio Federal de Seguridad de Rusia]— que indica claramente que esto es una falsificación. No hubo ningún envenenamiento de Navalni", dijo Lukashenko en una reunión con Mishustin.
Según el presidente bielorruso, la conversación fue interceptada el día anterior. "Ayer o anteayer, no recuerdo exactamente, antes del discurso de Merkel —ella dijo que a él, a Navalni, querían taparle la boca— interceptamos la conversación. Entendemos que Varsovia estaba hablando con Berlín", dijo Lukashenko.
La interceptación de la conversación fue realizada por la inteligencia militar electrónica bielorrusa, precisó Lukashenko.
"Allí [en las fronteras occidentales de Bielorrusia] hay unidades desplegadas, y, por supuesto, estamos llevando a cabo una confrontación con los miembros de la OTAN en lo que respecta a lucha radioelectrónica", agregó.
"Un grupo de expertos, como lo entiendo, montó los supuestos hechos para Merkel y su Gobierno (...) El objetivo era evitar que [el presidente ruso Vladímir] Putin se interese por los asuntos de Bielorrusia", remarcó.
Lukashenko alertó a Moscú que los países occidentales preparan "cosas terribles" de cara a las elecciones regionales que Rusia celebrará el domingo 13 de septiembre.
"Creemos que los países occidentales harán algo más. Es su estilo, su sello", advirtió Lukashenko.
El 2 de septiembre el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, había informado que los análisis toxicológicos realizados por un laboratorio de las Fuerzas Armadas de Alemania muestran que Navalni fue envenenado con una sustancia de la familia Novichok.
Asimismo, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que Navalni "es víctima de un crimen".
El 20 de agosto Alexéi Navalni se sintió mal durante un vuelo de la ciudad rusa de Tomsk a Moscú, lo que obligó a los pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia en Omsk. El opositor fue ingresado en el hospital de Omsk y puesto en coma inducido.
