Todavía en el siglo XXI, Latinoamérica esconde en sus entrañas los peores vestigios de colonialismo, racismo y machismo, instalados durante siglos de conquistas de cuerpos y territorios, y vigentes en la cultura misógina, clasista y xenófoba que impera en buena parte del continente, principalmente donde sobreviven las culturas originarias.
El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, que nuclea activistas de 36 naciones originarias en Argentina, exige el apoyo de los Estados y del conjunto de la sociedad para erradicar uno de los crímenes de odio racial, de género y de clase más aberrantes del patriarcado: el chineo.
¿Qué es el chineo?
En el país austral, las mujeres denuncian la vigencia de esta práctica en las provincias de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa, no porque no exista en otras zonas, sino porque allí es donde subsisten las pocas comunidades originarias en el país. En el resto de Latinoamérica, donde las culturas ancestrales americanas tienen aún mayor presencia, se multiplican los relatos, aseguran.

"A una de nuestras hermanas, cuando su hijita iba al colegio se la agarraron y la violaron. Son niñas de entre ocho y 10 años sobre las cuales se practica el chineo, aunque no están ajenas las jovencitas, a quienes a veces las secuestran y las llevan lejos de sus comunidades y cometen todo tipo de vejámenes", describió Antieco.
En 2015, una niña de 12 años con discapacidad de la comunidad wichi en Salta fue violada por ocho hombres criollos. Su caso se volvió público ya que la Justicia local le negó el derecho al aborto. La causa estuvo repleta de irregularidades, incluido el hecho de que los policías involucrados eran familiares de los denunciados y que la madre recibió amenazas. En 2019, gracias a que el Estado nacional se transformó en querellante, la Justicia realizó condenas ejemplares de 17 años a los imputados.
Reproducción de impunidad

El movimiento asegura que lo que suele suceder es que grupos pequeños de hombres criollos "blancos" —como denominan a los no indígenas, más allá del color de piel—, se internan en los montes, en la selva, a veces a cazar o pescar, y allí entran en contacto con las jóvenes nativas.
A manera de rito de iniciación sexual, reproducen acciones de dominación típicos del colonialismo, donde el cuerpo de las mujeres indígenas es violentado, utilizado y desechado, sin respeto por la integridad de un ser humano que no es considerado como tal por su condición étnica, de género, de clase social y también de edad, por lo que el movimiento recalca en el hecho de que se trata de infanticidio.
"La impunidad se da porque los criollos tienen cierto tipo de poder adquisitivo, son amigos de los intendentes, de los comisarios, de los jueces. Es una práctica que no ha dejado de existir porque cuenta con el respaldo de quienes deberían eliminarla", explicó la referente mapuche.
Además, insiste en que se declare el crimen imprescriptible, con condenas ejemplares y que se responsabilice a las empresas forestales cuando los implicados sean empleados ubicados en los territorios indígenas, y se investigue cuando se apunte a personal de las fuerzas de seguridad, reclamó Antieco.
"El hombre blanco siempre se siente con superioridad. Los Gobiernos de turno a través de sus sistemas de Justicia nunca van a hacer nada que implique desarticular estas prácticas, por eso encaramos una campaña para que se declare el chineo como crimen de odio, que es dirigido hacia las niñas indígenas, actos de violencia que llegan a ser extremos por el desprecio al origen", comentó.