El 1 de octubre se celebra el Día Internacional de la Hepatitis C. Esta enfermedad viral puede generar una afección aguda, que dure unas semanas, o una grave y crónica que acompañe al paciente por más de 20 años. Se dice que es silenciosa porque en general no produce síntomas en las primeras etapas de la infección.
Mientras que las hepatitis A y B son agudas (de corta duración), entre el 50 y el 80% de las personas que padecen hepatitis C van a sufrir una enfermedad crónica que puede generar síntomas luego de 20 o 30 años. Esto hace que sea muy difícil de diagnosticar en etapas tempranas. En la mayoría de los casos se transmite por vía sanguínea y en la minoría por relaciones sexuales sin protección.
"Se puede diagnosticar a través de análisis de sangre. Hay algunas pruebas rápidas en las que se detectan anticuerpos contra la infección y se mide la carga viral con una prueba molecular que llamamos PCR", señaló la doctora.
Cansancio y dolor en el lado derecho del estómago son algunos de los principales síntomas, aunque son inespecíficos. Otros como piel amarilla, abdomen hinchado o coma hepático son típicos de un grado avanzado de la enfermedad. Existe una posibilidad de que las personas se curen solas de este tipo de hepatitis, pero es baja. La mayoría no se cura a menos que reciba un tratamiento.
"Hace poco más de cinco años existen medicamentos antivirales, como los utilizados para el HIV, también para la hepatitis C. Con un tratamiento de tres meses el virus desaparece de por vida en el 99% de las personas. Al inicio, estos fármacos eran muy caros pero ahora se ha reducido su costo. La mortalidad por hepatitis C se ha reducido más del 30% gracias a estos antivirales", concluyó Ladrón.
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