"Queremos llegar a la verdad y nos esforzaremos por conseguirlo", dijo Lavrov ante la prensa, al agregar que Rusia está "muy preocupada" por los intentos de sus socios de "enturbiar las aguas" .
El canciller ruso informó haber mantenido este 5 de octubre una conversación telefónica con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, durante la cual le preguntó por qué París no responde a la solicitud de la Fiscalía General de Rusia sobre las pruebas de Navalni.
Además, el jefe de la diplomacia rusa advirtió que Occidente intentaría utilizar un nuevo mecanismo para imponer sanciones en el marco de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en la situación de Navalni.
El 22 de septiembre, Navalni fue dado de alta del hospital universitario Charité, tras pasar allí 32 días, 24 de ellos en cuidados intensivos.
Navalni fue trasladado a Berlín tras haber pasado dos días en un hospital de Omsk, en Siberia, luego de que perdiera el conocimiento durante un vuelo de Tomsk a Moscú.
En el hospital de Omsk, Navalni fue inducido a un coma y tratado con atropina, fármaco que suele utilizarse como antídoto para los agentes nerviosos. Sin embargo, los médicos del hospital ruso afirmaron luego que no habían detectado rastros de toxinas en la sangre y la orina del paciente, cuya condición atribuyeron a un "trastorno metabólico".
Un laboratorio militar de Alemania y, posteriormente, laboratorios de Suecia y Francia determinaron que el opositor ruso había sido envenenado con un agente del grupo Novichok, una sustancia prohibida por la Convención sobre las Armas Químicas. Alemania proporcionó las muestras correspondientes a la OPAQ.
Desde Moscú califican de infundada la versión alemana sobre lo ocurrido con Navalni y dicen esperar respuestas oficiales a las solicitudes enviadas a Berlín.