Por lo general, esto es más notorio en los deportistas que realizan ejercicio constante, pues su corazón se acostumbra a este tipo de entrenamientos y adopta una morfología esponjosa e incluye el aumento de las trabéculas en su interior.
Según el estudio publicado en The Journal of American College of Cardiology, lo que en realidad sucede es la descompactación del corazón a causa de los ejercicios vigorosos, un síntoma muy parecido a la miocardiopatía. Por eso, cuando se consulta a un médico y observa este cuadro suele confundirlo y recomienda al paciente dejar de hacer ejercicio cuando en realidad no debería ser interrumpido.
El estudio incluyó a unas 700 personas que continúan siendo evaluadas para observar la evolución y otros detalles como la implicación clínica. Para demostrar este fenómeno, los investigadores usaron diversas técnicas de resonancia magnética cardiaca.