"En un encuentro con el asambleísta Eliseo A. (Azuero) le comenté que estaba buscando trabajo; en agosto de 2019 recibí la llamada y me informaron que había sido seleccionado para ocupar el cargo de director del Secob; pensé que por mi experiencia", dijo Tamayo en su testimonio.
En dicha causa, además del exlegislador Azuero, quien al momento es prófugo de la justicia, también está implicado el exasambleísta Daniel Mendoza, que guarda prisión preventiva en una cárcel de Quito (norte).
Tamayo sostuvo que tras posesionarse en el cargo se reunió con Azuero y tuvo que separar del cargo al subdirector del Secob y reemplazarlo con otra persona que se puso al frente de los procesos contractuales que llevaba adelante el organismo.
Sobre el contrato del hospital de Pedernales, Tamayo responsabilizó a dicho subalterno de haber pactado una coima, sin que él haya conocido del hecho.
Añadió que también un legislador de la bancada Bloque Acción Democrática Independiente (BADI), afín al oficialismo, gestionó el nombramiento de una persona para el cargo de coordinador del Secob en provincia de El Oro (sur), y que recibió personalmente a un legislador por la provincia de Galápagos (oeste) y otro por Guayas (oeste), que recomendaron nombres para desempeñar cargos en el Secob, entre otros favores.
Según Mendoza, a cambio de apoyo político, los asambleístas, principalmente del oficialismo y del BADI, habrían recibido cargos públicos para negociar contratos e incluso dinero, en negociaciones que habrían sido avaladas desde el Ministerio de Gobierno.
La titular de esa cartera, María Paula Romo, reconoció que mantuvo conversaciones constantes con asambleístas, incluido Mendoza, pero aseguró que en ninguno de los intercambios habló sobre la entrega de contratos, obras públicas o cargos.