La gestión sanitaria y las capacidades de las políticas de salud pública llevan focalizando la atención desde el mes de marzo. Durante el largo desarrollo que está teniendo la incidencia de la pandemia de COVID-19 en el mundo ha sido inevitable la politización de una crisis que en principio solo era sanitaria.
At the end of the day, the people belong to all political parties. The focus of all political parties should be to save their people. Please work across all party lines. Please don’t politicize this virus. https://t.co/GXShR4XyIN
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) April 8, 2020
La pandemia como brecha
Pese a que inicialmente todos los países experimentaron problemas similares (dificultad para proveerse de material sanitario, inexactitud de las cifras, choque entre administraciones), la respuesta de la opinión pública y su espectro de partidos políticos divergió según qué países.
Para el politólogo Víctor Prieto, hay que tener en cuenta el contexto en que irrumpe la pandemia para establecer su significado político, un contexto que viene marcado por la aparición del primer gobierno de coalición en España en mucho tiempo "tras la quiebra del turno bipartidista en torno a 2015". "A partir de aquí, creo que debemos interpretar el momento actual en comparación con la crisis de 2008", declara a Sputnik.
España no tiene un enemigo, tiene dos, el #Covid y la polarización política y la mejor herramienta de trabajo son las redes sociales. Es la responsabilidad individual no sólo la que puede marcar la diferencia contra el COVID también marcará la diferencia en las redes.
— Gregorio Marrero (@gregmarrero) September 21, 2020
Prieto sostiene que ambos acontecimientos "establecen un marco político de necesidad" en el sentido de la adopción de unas medidas determinadas. Pero con una diferencia. "Si en 2008 el consenso bipartidista acerca del camino a seguir dio lugar a una profunda crisis de representación política, en la actualidad vemos cómo la naturaleza sanitaria de la crisis sitúa ―en principio por encima de la disputa partidista e ideológica― la ciencia como respuesta civilizatoria a una amenaza desconocida", afirma, para precisar a continuación:
"Lo que ocurre a nivel político y social es que, a pesar de la relativa estabilización de la situación política tras la crisis de 2008, las instancias de representación, las instituciones y los partidos políticos se encuentran de nuevo en una situación de gran debilidad, incapaces, incluso, de que la ciudadanía acepte unánimemente el discurso científico".
El virus como polarizador
El politólogo Ignacio Jurado apunta que la actualidad, no solo en España, viene marcada por la polarización y la división, y que las políticas del enfrentamiento obedecen a motivos globales.
En el caso español, la pandemia de coronavirus también ejerce de catalizador de la tensión política, contribuyendo a una polarización de su escena. "Yo diría que la polarización es un elemento que lo contamina todo", declara a Sputnik este profesor de ciencia política de la universidad Carlos III. "Y cuando un asunto que es, digamos, poco político entra en la agenda, pasa poco tiempo hasta que se politiza y, con ello, se polariza".
"Para mí, el poco tiempo que duró la unión tras la llegada de la pandemia, es la demostración de la alta polarización existente", concluye.
"En la intervención de las fuerzas de seguridad, donde los ciudadanos de izquierdas suelen expresar un mayor rechazo a este tipo de acciones. Pero en el resto de medidas, como confinamientos o restricciones, no hay diferencias", declara a Sputnik.
Por su parte, Víctor Prieto no habla tanto de polarización como de "fractura política". Este investigador social de Studi La Cimera advierte de la "enorme responsabilidad del papel que está jugando la extrema derecha, como ariete de un nuevo momento destituyente que arrastra, también, a la derecha sistémica en países como España".
"Se podría decir", continúa, "que las consecuencias de las políticas adoptadas tras la crisis de 2008 retornan ahora como lo reprimido en el actual contexto de pandemia, invalidando, en parte, el discurso científico, presentado por los gobiernos como aséptico, y devolviendo al primer plano la cuestión de la gestión política de la enfermedad. Esta es la nueva fractura política".
Un efecto de la polarización es que, para evitar que la crítica a gestiones concretas de gobiernos concretos sea vista como alinearse con el otro bando, muchos que aspiran a la imparcialidad abrazan el discurso populista de "el problema es la clase política".
— Pepe Fernández-Albertos (@jfalbertos) September 27, 2020
La politización del virus
Históricamente, en España las mayores preocupaciones de la sociedad han devenido en armas arrojadizas para el debate político. Así ocurrió durante años con el desempleo y el terrorismo, las dos lacras que según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) han inquietado más a la opinión pública a lo largo de casi cuatro décadas.
Miller, que es el vicepresidente del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), resalta que son precisamente los aspectos territorial e ideológico "los que polarizan mucho a la población española". "De ahí la apariencia de un conflicto muy importante entre administraciones sin que haya en realidad propuestas diferentes, como ocurre en otros países, por ejemplo en EEUU, sobre cómo habría que intervenir", explica, subrayando el desplazamiento interesado por parte de "determinados partidos políticos" del eje de la discusión hacia planteamientos territoriales e ideológicos.
La clave principal para entender la gestión política de esta crisis: ningún responsable toma una medida costosa a no ser que lo obliguen o la situación ya sea insoportable de modo que nadie cuestione la decisión. Fuimos tarde en marzo y agosto, pero también ahora y nada cambia.
— Luis Miller (@luismmiller) September 25, 2020
Este desplazamiento, para el politólogo Víctor Prieto funciona incluso de parapeto. "Los políticos deberían dejar de esconderse tras la ciencia y presentar sus alternativas en forma de modelo de sociedad. Este sí sería un antagonismo honesto ante la nueva realidad que ha introducido la pandemia", afirma, alertando acto seguido de las consecuencias:
"Es una enorme irresponsabilidad la apelación a la ciencia por parte de los políticos de uno y otro lado, pues esta apelación contribuye a su desprestigio".
El virus como factor territorial
La gestión de la pandemia ha escenificado en España una confrontación política entre los poderes centrales y regionales, habilitando de paso un cierto debate en torno a la validez del sistema autonómico frente a los grandes problemas.
Su colega Víctor Prieto concluye señalando que la "nueva fractura política", se observa en lugares "como la Comunidad de Madrid, "donde la prioridad, identificada por los científicos, de dotar de recursos humanos y materiales a la atención primaria choca con la negativa del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso a aumentar la inversión pública en Sanidad, tras décadas de recortes".
El Financial Times da una razón de la situación actual del #Covid_19 en #España: “El problema es que la crisis se ha complicado por la polarización política y su modelo descentralizado de gobernanza”.
— Macali (@Macalisg) September 11, 2020
Es decir, la dejación en manos de las autonomías.https://t.co/exFz9Eowny