El desarrollo agrícola o minero pasó por la región hace décadas ya, las bazas económicas y productivas eran disgregadas e infradotadas. Ahora, el sello de la Unesco, viene a colocar al Geoparque en las grandes ligas del ecoturismo y los viajes experienciales, dos
tendencias emergentes en la industria turística global.
"Éramos una zona deprimida, esto ha posibilitado que mucho de nuestro patrimonio geológico y humano esté en buen estado, poco alterado y antropizado. Pero básicamente, llevamos
desde los años 60 perdiendo población, solo en los últimos años hemos perdido alrededor de un 15%", concreta Román.
Ponemos la lupa en uno de los 47 municipios integrados en los 4.722 m2 del Geoparque, Gorafe. "No es que perdamos población, solo contamos con 384 vecinos, es que si seguimos así,
el horizonte pinta negro. Más de un tercio de la localidad supera los 60 años", confiesa Miguel Pérez Navarro, alcalde del municipio. Gorafe es un ejemplo significativo de la región: su falta de capital humano lo compensa con un valor patrimonial único.
"Tenemos muchos aspectos a explotar, desde productos como nuestro queso, nuestros melocotones, hasta nuestro patrimonio megalítico". Los dólmenes de Gorafe, de unos 5.000 años de antigüedad, representan la
mayor concentración de estas construcciones megalíticas de España y una de las más importantes de Europa.