"Es un error de los dirigentes de Bielorrusia", dijo en una entrevista con Sputnik.
En opinión de Fadéev, "se debe trabajar con los periodistas, explicar y mostrar lo que está pasando".
"Cuando la gente tiene teléfonos inteligentes, es imposible detener la difusión de la información", enfatizó.
En Bielorrusia continúan las protestas tras la reelección del presidente Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994, el 9 de agosto pasado.
En los primeros días las fuerzas del orden reprimieron las protestas con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras. Según el Ministerio del Interior, las movilizaciones se saldaron con tres muertos, centenares de heridos, entre ellos más de 130 agentes, y más de 6.700 detenciones.
La violencia callejera amainó en los días siguientes, pero las protestas continuaron, al tiempo que las autoridades detenían o expulsaban de Bielorrusia a las figuras más visibles de la oposición.